Wednesday, December 24, 2008
poesia de mudanza y desletargos
Recuento
El tiempo y la memoria
lo que se ha juntado desde entonces
lo que ha sido mas a favor que en contra
La raya que fue dejando el arado de nuestras vidas juntas
la semilla que broto en el surco
la proliferacion de nuestro jardin
los momentos de intenso querernos
los de infinito sentir
las noches respirando nuestro aliento
las paredes que nos abrigaron
el viaje con tus manos en mi proximidad
nuestras risas y nuestras extensiones
nuestro sonar mas alla de nuestros pequenos yo
nuestro trasiego para llegar a casa a aliviarnos
las sonrisas
los suenos maquillados
la casa limpia
los deberes realizados
los tiempos de dar y los tiempos de recibir
las incognitas, los vacios, las tristezas, los regocijos,
todo lo anterior y todo lo por venir
no son sino el escenario de mi querer
el ambiente de mi amar
el lugar, el animo,
el tiempo desde el que la palabra amor se ha tranformado
y me ha transformado
porque:mi amor es tu geografia
son tus colores
el arcoiris de tu mirada y de tu piel
tus secretos, tus rincones
tus ofrendas tus ritos, tus obsesiones,
tus silencios,y de mil maneras
tu risa
tu amor es mi amor dicho y pronunciado
es mi ciclo de sembrar y recoger
tu amor es mi bandera,
la patria dulce, la trinchera, la espera, la ausencia
el calicanto, el rompeolas,mi sonar contra el canto de las sirenas
mi brujula, mi astrolabio, mi estrella guia, mi todo y mi porque
la duda, la pregunta y la respuesta
los augurios, las confirmaciones,el azar y lo certero...
Cuando
Cuando abandone
Todas las formas de ser
Cuando desanduve caminos
Y desempedre
Y limpie de mala yerba
Y queme
Cuando la memoria se convirtio en olvido
Cuando la risa recobro el camino
Cuando la soledad se ahuyento
Cuando me quede silente
Cuando aprendi otros lenguajes
Cuando rompi, aleje, rechaze, temi,
Cuando borre, barri, perdi, corte
Cuando crei, cuando volvi, cuando mori
entonces y solo entonces estuve listo para regresar
para simplemente ser,
para caminar
para dejar crecer
para apagar
para recordar
para entristecer
para acompanar
para hablar
para callar
para juntar
para acercar
para tirar
para recobrar
para unir
para dudar
para partir
para vivir…
Cien dias
Cien dias,
cien nochesde geografias desiertas
de frutas y coral
cien dias prendidos a la memoria
sin canto ni sirenas
sin licor
cien dias como la luz
como despertar y estar ahi
con un nuevo deseo palpitando
como pez en la arena
necesitando su respiro
como querer querer
y apresar con el entendimiento
cien dias enganchados a mi trajin
cien dias para cambiar
para destilar y para mudar
para romper la crisalida
para volar para descender
para tocar el cielo
cien dias para imaginar...
Entre la espada y la pared
entre la verdad y mis escudos
entre los diferentes yo
y los variados tu
entre lo que nos aguarda
y nos acecha
entre la luz y las tinieblas,
entre la noche y el amanecer
entra la voz y los silencios
entre la cuna y la mortaja
entre lo que quedo
entre lo que callamos
entre lo que sospechamos
en los silencios
en los desencuentros
en lo desesperado
en el pasado
en lo sonado
en lo anhelado
en la fortuna y desamor
en el cansancio
en la espera
en la confianza que ciega
en seguridad que mata
en el remedo
en el sin miedo
en los suenos que vivo
se acabaron los resquicios en que habitaba otro yo
se acabo el doblefondo y la mentira
la puerta de salida
el seguro contra el hambre
el no hacer tierra con el corazon
el andar entre las ramas
el esperar peras del olmo
se acabo una vez un rosario con reproches
un autobus sin nombre
un ave sin destino
una mitad a medias
una madrugada despierta
un respirar sin motivo
una cadena, una condena, una prision un precipicio
se acabo..
Wednesday, October 8, 2008
Todos Mexicanos
TODOS TENEMOS NUESTRO CINCO DE MAYO
Son Las 11 y 20 de la noche, mi esposa está llegando de trabajar. Está cansada, aunque no lo diga, lo sé, está cansada, pero no es un cansancio físico, no es el cansancio que se repara con un buen sueño o un fin de semana de relax; no! es un cansancio sin remedio, un cansancio que agobia el alma, que lastima el espíritu y es que, en su trabajo no hay respeto ni hay trato digno para quienes quieren darle valor a lo que hacen para ganarse la vida, para quienes quieren dar lo más y lo mejor de lo que son capaces sin importar que muchas cosas estén mal por hábito y por costumbre, sin importar que todo alrededor te diga que debes de ser mediocre, dócil y sumiso; por ello ahora más que nunca recuerdo ese cinco de mayo que ya ha perdido su verdadero significado para convertirse en una fiesta de vendimia y mercaderes.El cinco de mayo mexicano, es un símbolo de lucha y resistencia, de saber que hay esperanzas, de realidades y porvenires libres de tiranos y de sátrapas. Nuestro cinco de mayo es un recordatorio de que en unidad se pueden lograr cambios que mejoren nuestras vidas, nuestro cinco de mayo fue una lucha como la de David contra Goliat dónde la determinación y el coraje, se impuso a obstáculos que parecían insalvables.Los franceses entonces, nuestros pequeños problemas personales hoy, por ello le digo a mi esposa que todo estará bien, que más que una fiesta para disfrutar es un momento para reflexionar y decidir hacia dónde y como, pero ella ya no me escucha, se ha quedado dormida, intentará recuperar energías para ponerse nuevamente en pié, para reanudar su lucha, su pequeño y personal cinco de mayo, el día de hoy o cualquier otro día de mañana.
TODOS SOMOS MEXICANOS. Me gusta el trabajo de la fábrica, el esfuerzo físico que tanto bien le hace a mi descuidado organismo, la relación intima, casi simbiótica con la máquina; me gusta sentirme como el apéndice que piensa, late y siente en un espacio de producción acompasado por el hacer de los músculos. Toda vez que establecemos el equilibrio entre lo que la máquina nos reclama y lo que nuestra laboriosidad aporta ya no es necesario estar allí, al menos espiritualmente, es entonces cuando tus actividades son realizadas automáticamente sin la intervención de la conciencia a la que puedes dejar volar y estar en donde quieras estar y con quien quieras estar, pero puedes si lo deseas, abrir otra ventana también y prestar atención a lo que sucede en lo inmediato, en lo que te rodea a la caras tristes de tus compañeros de trabajo, al cansancio, al desaliento. Cierto día ese estado de introspección que atrapa a mi mente fue interrumpido por un alboroto y es que, mis compañeros cansados de tanta arbitrariedad y atropellos, se dirigieron a su supervisor; un indio americano encumbrado en un poder para el que no tenía ni capacidad ni costumbre y cuando le reclamaron una a una todas las injusticias que se habían verificado bajo su indolente autoridad en ese momento tuvo un momento de claridad y santa iluminación y alcanzó a soltar una frase que dejó desarmados y boquiabiertos a mis compatriotas y queriendo decir; yo también he sufrido la discriminación y la injusticia, la pobreza, la subordinación, el hambre...solo atinó a decir: ¡ Yo también soy mexicano!
Thursday, October 2, 2008
El 68 colotlense
El movimiento del sesenta y ocho, no tuvo mayor influencia en la comunidad colotleca de esos entonces; aislada desde siempre, los escasos caminos nunca fueron lo suficientemente anchos como para llevar a la par vientos de cambio y bienes y servicios. Fue hasta que la preparatoria arribo en la decada de los ochenta que se sintio un poco la necesidad de saber acerca del movimiento estudiantil y ventilar algunas aspiraciones democraticas incubadas por la catedra de los recien llegados. En fechas como estas, cercanas al dos de octubre los estudiantes de la prepa quienes apenas empezaban a desarrollar capacidadades de critica y discurso asistieron a un pequeno evento que el staff de la escuela organizo para recordar este suceso.
Muchas de las preguntas e inquietudes formuladas se vieron contestadas por los acontecimientos de los meses subsecuentes en los que, cuando se penso que la apertura y la pluralidad para participar en las decisiones que incumbian a los estudiantes tenia un lugar dentro de la institucion, los estudiantes encontraron estructuras de direccion igual de autoritarias y violentas que aquellas que caracterizaban a la sociedad del mexico de los sesentas, de esta manera al igual que la juventud mexicana se vio enfrentada un sistema autoritario y represor, los jovenes de la prepa comprendieron que aun dentro de una universidad declarada de izquierda y socialista, la democracia era una ilusion que poco tenia que ver con la realidad. El sesenta y ocho colotlense llego doce anos despues, con la llegada de la preparatoria y los vicios de la sociedad que la cobijaba, solo que en esta ocasion los represores no fueron ni soldados ni grupos paramilitares, en esta ocasion los represores fueron maestros venidos a mas en la proteccion de un enclave de poder que servia a los propositos e intereses de los grupos enquistados en la universidad de guadalajara
Muchas de las preguntas e inquietudes formuladas se vieron contestadas por los acontecimientos de los meses subsecuentes en los que, cuando se penso que la apertura y la pluralidad para participar en las decisiones que incumbian a los estudiantes tenia un lugar dentro de la institucion, los estudiantes encontraron estructuras de direccion igual de autoritarias y violentas que aquellas que caracterizaban a la sociedad del mexico de los sesentas, de esta manera al igual que la juventud mexicana se vio enfrentada un sistema autoritario y represor, los jovenes de la prepa comprendieron que aun dentro de una universidad declarada de izquierda y socialista, la democracia era una ilusion que poco tenia que ver con la realidad. El sesenta y ocho colotlense llego doce anos despues, con la llegada de la preparatoria y los vicios de la sociedad que la cobijaba, solo que en esta ocasion los represores no fueron ni soldados ni grupos paramilitares, en esta ocasion los represores fueron maestros venidos a mas en la proteccion de un enclave de poder que servia a los propositos e intereses de los grupos enquistados en la universidad de guadalajara
Wednesday, October 1, 2008
Heredades
Los caminos del norte fueron un libro abierto para quienes avidos de dinero y aventura se lanzaron a ellos. La generacion de los ochenta dejo un legado que otras generaciones habrian de depurar. Ante el azoro de la comunidad aquellos quienes regresaban triunfantes exhibiendo una riqueza inagotable comenzaron a transformar los modelos y los estereotipos en un pueblo en el que no habia muchas oportunidades para triunfar y acceder al brillo economico y social. Las calles se convirtieron en el escenario de francachelas en las que la musica y la bebida fueron elementos nunca economizados. Durante toda esa decada y la siguiente (los noventas) el dinero siguio fluyendo hasta que derrumbaron la torres gemelas, pero para entonces ya la experienciencia en llevar almas al norte habia sido transformada por aquella otra de llevar cargas hacia el norte, y el dinero siguio fluyendo, aunque la fiesta ya no era igual de escandalosa, la discrecion se impuso de alguna manera. El estado de cosas actual es en buena parte herencia de aquellos anos, de esa busqueda del beneficio personal y de la riqueza sin importar que. Las heredades tienen sitiado al pais, y la solucion es facil, aunque no lo parezca.
Tuesday, September 30, 2008
!Salvese quien pueda!
Las noticias se suceden una a una, la inmensa mayoria de ellas con una agobiante sombra de pesimismo. Aqui en los Estados unidos, las cosas han empeorado de tal manera que han logrado atravezar nuestra burbuja de confort y llenarnos de una aprehension que aniquila cualquier razon para el optimismo.La revision en retrospectiva de los pasos que nos trajeron hasta aqui, es una escala obligada para finalmente concluir que nadie se encuentra a salvo de los errores de calculo y de prevision. Sin embargo las concecuencias inmediatas para mi pais, mexico, y para mi gente son lo que obliga a poner algunas palabras siguiendo esta tematica. Creo que la situacion es desesperada y que muchas situaciones de indole politica y social se estan saliendo de control. No fue necesario ser adivino ni siquiera tener notables talentos de premonicion para tener una imagen anticipada del desastre. La economia mexicana dependiente en extremo de la norteamericana, un sistema politico sin capacidad de liderazgo ni legitimidad alguna, una nacion a la deriva sin proyecto ni proposito, son los ingredientes que han capitalizado en estos momentos y que han llevado al pais a un callejon en el que aun no se avisora la salida, (porque aun no se establece el verdadero monto de los danos). La atmosfera que se respira es la de !salvese quien pueda! y se impone una profunda revision de las lecciones de la historia y asimismo agarrase de cualquier cosa que parezca lo suficientemente firme, como para resistir la turbulencia de la tormenta que apenas empieza a hacerse presente.
Monday, August 11, 2008
Durante la campaña política de José López Portillo (en aquellos años lejanos del imperio del PRI), el pueblo de Colotlán se arremolinaba en la explanada de la plaza de la iglesia en espera de la aparición del candidato; mientras tanto, Don Antonio Aguilar, (especie de maestro de ceremonias) rodeado del jolgorio y la expectación que producían los mítines políticos, hacia el relato de las anécdotas que despertaban la simpatía a favor del candidato oficial y aprovechaba la ascendiente que tenia con los campesinos para arengarlos para que le favorecieran con el voto. Entre los comentarios que fueron vertidos en esa ocasión, uno en especial tocó las fibras más sensibles de la muchedumbre que se aglutinaba alrededor del estrado y es que en cierto momento de especial dramatismo el líder moral y héroe de nuestra región confesó de manera harto sentimental y en confidencia que “él” había sido testigo de las lágrimas de don José, vertidas en un momento singular de su vida familiar, dándonos la doble certeza de que tanto el candidato era un hombre sensible como Antonio Aguilar una persona allegada a él. ¡Que mejor recomendación! ¡Que mejor manera de endosar las preferencia, que plantar esa imagen de hombre dolido en la intimidad para establecer esa identificación con el pueblo desde siempre caído y lastimado!
Antonio Aguilar y sus temáticas cinematográficas y de música vernácula condensaban el valor del arraigo y de la tierra, esos mundos de campesinos indefensos en lucha perpetua contra el poderoso convirtieron a sus películas en un poderoso imán de taquilla para aquellos a quienes las revolución los encampanó en una lucha por la posesión de la tierra en la que en los tiempos modernos la sola posesión no garantizaba nada, ni siquiera un vida digna en la que se requería no solo de ésta, sino también los insumos, los créditos y los saberes para hacer del campo una oportunidad de vida. Sin embargo ni Antonio Aguilar con todos los personajes que hicieron de él un icono en la lucha contra las injusticias sociales pudo hacer nada cuando al final del sexenio de López Portillo, éste volvió a llorar, no en la intimidad compartida solamente por los amigos cercanos, sino ante todos los mexicanos y el mundo quienes presenciamos su último informe de gobierno, ése López Portillo que se dispuso a administrar la riqueza proveniente de la abundancia de nuestros mantos petroleros y que por errores de cálculo y excesos populistas dejó, no solo al agro y a nuestra región, sino al país entero sumido en la bancarrota, en ése su último informe de gobierno volvió a llorar y todos lo vimos, solo que en ésta ocasión no era el relato de la lágrima para despertar las simpatías que lo llevarían al trono, eran más bien la lágrimas de la vergüenza o las del perdón. Los que estuvimos ahí, estoy seguro podemos unir con una línea imaginaria el momento de ascensión y el de caída: lágrimas para favorecer el ascenso al poder y lágrimas para disculpar todos los pecados cometidos en contra del pueblo en el ejercicio de él, paradoja que seguirá gravitando en la memoria colectiva que atestiguaba, desde el estrado, o a ras de suelo, desde la inmovilidad y la falta de futuro, desde la mentira el engaño y la demagogia, desde múltiples sitios fuimos testigos del maniobrar de una maquinaria política ya en extinción en una plaza húmeda por la lluvia que instantes previos había caído.
Tuesday, June 17, 2008
TODOS SOMOS MEXICANOS
Me gusta el trabajo de la fábrica, el esfuerzo físico que tanto bien le hace a mi descuidado organismo, la relación intima, casi simbiótica con la máquina; me gusta sentirme como el apéndice que piensa, late y siente en un espacio de producción acompasado por el hacer de los músculos. Toda vez que establecemos el equilibrio entre lo que la máquina nos reclama y lo que nuestra laboriosidad aporta ya no es necesario estar allí, al menos espiritualmente, es entonces cuando tus actividades son realizadas automáticamente sin la intervención de la conciencia a la que puedes dejar volar y estar en donde quieras estar y con quien quieras estar, pero puedes si lo deseas, abrir otra ventana también y prestar atención a lo que sucede en lo inmediato, en lo que te rodea a la caras tristes de tus compañeros de trabajo, al cansancio, al desaliento. Cierto día ese estado de introspección que atrapa a mi mente fue interrumpido por un alboroto y es que, mis compañeros cansados de tanta arbitrariedad y atropellos, se dirigieron a su supervisor; un indio americano encumbrado en un poder para el que no tenía ni capacidad ni costumbre y cuando le reclamaron una a una todas las injusticias que se habían verificado bajo su indolente autoridad en ese momento tuvo un momento de claridad y santa iluminación y alcanzó a soltar una frase que dejó desarmados y boquiabiertos a mis compatriotas y queriendo decir; yo también he sufrido la discriminación y la injusticia, la pobreza, la subordinación, el hambre...solo atinó a decir: ¡ Yo también soy mexicano!
Me gusta el trabajo de la fábrica, el esfuerzo físico que tanto bien le hace a mi descuidado organismo, la relación intima, casi simbiótica con la máquina; me gusta sentirme como el apéndice que piensa, late y siente en un espacio de producción acompasado por el hacer de los músculos. Toda vez que establecemos el equilibrio entre lo que la máquina nos reclama y lo que nuestra laboriosidad aporta ya no es necesario estar allí, al menos espiritualmente, es entonces cuando tus actividades son realizadas automáticamente sin la intervención de la conciencia a la que puedes dejar volar y estar en donde quieras estar y con quien quieras estar, pero puedes si lo deseas, abrir otra ventana también y prestar atención a lo que sucede en lo inmediato, en lo que te rodea a la caras tristes de tus compañeros de trabajo, al cansancio, al desaliento. Cierto día ese estado de introspección que atrapa a mi mente fue interrumpido por un alboroto y es que, mis compañeros cansados de tanta arbitrariedad y atropellos, se dirigieron a su supervisor; un indio americano encumbrado en un poder para el que no tenía ni capacidad ni costumbre y cuando le reclamaron una a una todas las injusticias que se habían verificado bajo su indolente autoridad en ese momento tuvo un momento de claridad y santa iluminación y alcanzó a soltar una frase que dejó desarmados y boquiabiertos a mis compatriotas y queriendo decir; yo también he sufrido la discriminación y la injusticia, la pobreza, la subordinación, el hambre...solo atinó a decir: ¡ Yo también soy mexicano!
Wednesday, May 21, 2008
UNA TAZA DE CAFÉ
El café es una bebida maravillosa, al menos eso he creído durante mucho tiempo, ha ido de la mano de muchos buenos despertares y nunca o casi nunca he tenido malas mañanas si han estado acompañadas de él. Es una parte esencial de mi vida que explica en parte, mi felicidad matutina y el porqué de momentos de amistad y reencuentro inolvidables; ha sido el pretexto ideal para crear nuevos lazos y para reafirmar y llenar de nuevos contenidos los ya existentes; puedo decir sin temor a equivocarme que el café es un elixir que me lleva inevitablemente a lo mejor de mí mismo, a inspeccionar con especial cuidado y detenimiento los laberínticos recovecos de mi personalidad y a recargarme de renovadas energías en esta difícil empresa de vivir la vida. Puedo decir que soy un convencido de las propiedades cuasi mágicas de tan singular brebaje, que no me importa acercarme a quien adivino o sorprendo en el momento de disfrute de esta afición tan singular y apasionada con la seguridad de encontrar identificación instantánea entre esa cofradía tan especial de libadores con quienes se comparten íntimos saberes. El café es para mí magia pura, en especial cuando mi vida se encuentra colmada por los dones que trae una vida en armonía, en salud, cuando por suerte compartes la sal y la cebolla con una compañera estupenda y solidaria. Es cuando mi vida se siente colmada que mejor aprecio las innumerables virtudes de tan magnífica bebida y alzo mi humeante taza de café y doy gracias por todas y cada una de sus bendiciones.
El café es una bebida maravillosa, al menos eso he creído durante mucho tiempo, ha ido de la mano de muchos buenos despertares y nunca o casi nunca he tenido malas mañanas si han estado acompañadas de él. Es una parte esencial de mi vida que explica en parte, mi felicidad matutina y el porqué de momentos de amistad y reencuentro inolvidables; ha sido el pretexto ideal para crear nuevos lazos y para reafirmar y llenar de nuevos contenidos los ya existentes; puedo decir sin temor a equivocarme que el café es un elixir que me lleva inevitablemente a lo mejor de mí mismo, a inspeccionar con especial cuidado y detenimiento los laberínticos recovecos de mi personalidad y a recargarme de renovadas energías en esta difícil empresa de vivir la vida. Puedo decir que soy un convencido de las propiedades cuasi mágicas de tan singular brebaje, que no me importa acercarme a quien adivino o sorprendo en el momento de disfrute de esta afición tan singular y apasionada con la seguridad de encontrar identificación instantánea entre esa cofradía tan especial de libadores con quienes se comparten íntimos saberes. El café es para mí magia pura, en especial cuando mi vida se encuentra colmada por los dones que trae una vida en armonía, en salud, cuando por suerte compartes la sal y la cebolla con una compañera estupenda y solidaria. Es cuando mi vida se siente colmada que mejor aprecio las innumerables virtudes de tan magnífica bebida y alzo mi humeante taza de café y doy gracias por todas y cada una de sus bendiciones.
Monday, May 5, 2008
RETIRADA
Estos días han sido naufragar,
Irse ahogando a pedacitos
Una cosa aquí…
Una persona allá,
Un olvido
Un desencuentro
Otra nueva ilusión perdida
Otra promesa rota…
En el paisaje de mi vida
No quedan árboles en pié
Y sí apenas unas ramitas
En la habitación han quedado
Regadas las ropas y utensilios
Del campo de mi batalla cotidiana
Y en mi memoria ese sabor amargo
Y lo extraño es que no me brotan palabras
No me surgen nuevos ardores
Ni me cobijan nuevos fríos
Desde la ventana de mi vida el paisaje es gris
Y no puedo evitarlo
El futuro sin ti es una copa que no sé saborear
Un vino que aguarda por su ´´connoisseur´´
Un tren en la estación vacía…
MI DESTINO
Mi destino es navegarte
en derrotero, contracorriente, calma y duermevela
Mi destino es navegarte
Y ser tu dique, tu quilla, tu proa
Y ser también tu brisa con olor a mar
Con sabor a amar
Mi destino es zarpar junto a tus sueños
E izar la bandera de la tregua
En la cubierta de tu fragata-encono
Y apaciguar lo impetuoso de tus olas
Mi destino es sal y arena
Sol resplandeciente
Puerto seguro
Desnaufragar
en el horizonte azul-inmenso de tus aguas bravas.
Mi destino eres tú.
Estos días han sido naufragar,
Irse ahogando a pedacitos
Una cosa aquí…
Una persona allá,
Un olvido
Un desencuentro
Otra nueva ilusión perdida
Otra promesa rota…
En el paisaje de mi vida
No quedan árboles en pié
Y sí apenas unas ramitas
En la habitación han quedado
Regadas las ropas y utensilios
Del campo de mi batalla cotidiana
Y en mi memoria ese sabor amargo
Y lo extraño es que no me brotan palabras
No me surgen nuevos ardores
Ni me cobijan nuevos fríos
Desde la ventana de mi vida el paisaje es gris
Y no puedo evitarlo
El futuro sin ti es una copa que no sé saborear
Un vino que aguarda por su ´´connoisseur´´
Un tren en la estación vacía…
MI DESTINO
Mi destino es navegarte
en derrotero, contracorriente, calma y duermevela
Mi destino es navegarte
Y ser tu dique, tu quilla, tu proa
Y ser también tu brisa con olor a mar
Con sabor a amar
Mi destino es zarpar junto a tus sueños
E izar la bandera de la tregua
En la cubierta de tu fragata-encono
Y apaciguar lo impetuoso de tus olas
Mi destino es sal y arena
Sol resplandeciente
Puerto seguro
Desnaufragar
en el horizonte azul-inmenso de tus aguas bravas.
Mi destino eres tú.
Monday, April 7, 2008
MISIVA
MISIVA
Habiéndome llegado noticias y vientos de mal augurio hasta estas privinciªs norteñas, torno a dirigirme a VD. Para solicitarle encomiadamente tenga a bien impedir si fuese posible, la publicación de una revista intitulada Doble Frontera y que esta signada por un tal Marcos Mariano que a la sazón no se sabe si es uno o son dos de aquellos indios levantiscos que desapaciguaron las fronteras de San Luis hace ya algunos siglos y que al parecer vuelven a las andadas sin aver aprendido escarmiento ni sentir remordimiento alguno, y me atrevo a señalarle, vuestra excelencia y advertirle del peligro que se avizora en caso de una segunda secuela de tan abominable infundio y le prevengo para que haga lo que sea menester para impedirlo y remediar cualquier otro brote de impiedad y rebelión que tanto desasociego ha vuelto a traer a este vuestro imperio. Hago votos para que esta misiva llegue a buen recaudo y encomienda y sea de auxilio en nuestras esperanzas de mantener la paz y la cordura en aquellas tierras ignotas de indios y de bárbaros.
Habiéndome llegado noticias y vientos de mal augurio hasta estas privinciªs norteñas, torno a dirigirme a VD. Para solicitarle encomiadamente tenga a bien impedir si fuese posible, la publicación de una revista intitulada Doble Frontera y que esta signada por un tal Marcos Mariano que a la sazón no se sabe si es uno o son dos de aquellos indios levantiscos que desapaciguaron las fronteras de San Luis hace ya algunos siglos y que al parecer vuelven a las andadas sin aver aprendido escarmiento ni sentir remordimiento alguno, y me atrevo a señalarle, vuestra excelencia y advertirle del peligro que se avizora en caso de una segunda secuela de tan abominable infundio y le prevengo para que haga lo que sea menester para impedirlo y remediar cualquier otro brote de impiedad y rebelión que tanto desasociego ha vuelto a traer a este vuestro imperio. Hago votos para que esta misiva llegue a buen recaudo y encomienda y sea de auxilio en nuestras esperanzas de mantener la paz y la cordura en aquellas tierras ignotas de indios y de bárbaros.
Wednesday, April 2, 2008
DISQUISICIONES EN `` SOLITAIRE``
Aforismos y callejones vivenciales
La búsqueda de la identificación con otros seres humanos siempre conlleva una gran dosis de riesgo, en ocasiones la individualidad tiene rasgos tan específicos que resulta no solo difícil sino imposible tender puentes que nos acerquen y nos comuniquen. Siempre he creído, que es la vida y todo lo que la abarca, el gran tema en común, al que todos tenemos oportunidad de aportar algo y que es hablando y compartiendo al respecto de ella, que podemos comenzar a crear un consenso, un estar de acuerdo que es fundamental para cualquier proyecto e iniciativa. Es por ello, que no puedo evitar al momento de repasar mi historia personal hacer un alto y pensar en voz alta para pronunciar aquellas cosas en las que creo y que forman parte de mis propios descubrimientos en ese difícil arte de la vivir la vida. Las he llamado callejones vivenciales y marcan un punto en el que ya no hay más “pá donde” y representan la manera en la que entiendo a este mundo y sus criaturas.
Corresponde a cualquier acto de buena fe y voluntad, y no lo dejes para un futuro incierto, crea un diálogo incesante donde la confianza y el apoyo sean la constante.
Pon en cada cosa lo mejor de ti, al final de tu esfuerzo si no fue suficiente para alcanzar tu metas, por lo menos será un digno reflejo de lo que tú eres.
No forces las cosas ni disfraces tus intenciones, la vida en muy rica e inesperada y puede traerte más inconvenientes intentar manipular aquello que solo el destino y la vida pueden esculpir.
Siempre hay un caudal de cosas buenas por suceder, no las ahuyentes con un mal comportamiento y ante todo cuida lo más preciado, tu vida, tu salud, y tu libertad para que cuando lleguen no sea demasiado tarde.
No hay acto intrascendente, ni trabajo sin importancia, la importancia y la trascendencia muchas de las veces dependen de lo que pongamos en nuestra actividad o trabajo.
Aprende siempre, agradece siempre. Enfoca siempre en lo positivo, quien logra metas destruyendo solo aprueba su propia destrucción.
Construye tu felicidad con lo que tienes a la mano, no esperes a mañana ni tampoco a tener dinero u otra cosa de orden material, el presente es la única realidad tangible.
La vida es incesante y está en constante movimiento, te da la oportunidad para ser algo y su contrario de esta manera tú también tendrás oportunidad de experimentar las diferentes posiciones que la comprenden y entender las razones desde las que decidimos y actuamos. Cuando eres padre entiendes los motivos de tus padres cuando los juzgabas siendo hijo. Cuando eres jefe entiendes y das la razón a tus jefes cuando los juzgabas siendo empleado. etc., etc.
Nunca inicies una conversación que la que de antemano sabes te vas a arrepentir
No hay mujeres chancludas, hay mujeres que a través del “clan clan” de las sandalias llegan a descubrir una nueva interpretación filosófica entre el ying y el yang de la distancia y el caminar y logran asimismo grandes ventajas en asuntos terapéuticos
Los hombres deben explicar gran parte de su comportamiento en términos biológicos y evolutivos para que sus esposas entiendan la necesidad que ellos tienen de compartir algún tiempo con sus amigos.
Ser inteligente no es más motivo de grandes elucubraciones, se trata tan solo de tener la información adecuada y procesarla correctamente.
No desdeñes nunca la vida ni presumas de valentía, pues no hay mayor valor que el de un pendejo.
Una mujer que se arregla e invierte tiempo y recursos en mejorar su apariencia no
solo se hace un favor a si misma, también hace un regalo de belleza a el mundo
Todos tenemos algo bello que ofertar, dalo sin reservas ni tacañerías y de esa misma manera te regresarán bendiciones.
Si se me otorgara la capacidad de sembrar una sola de las virtudes existentes en el corazón de mis hijos, escogería sin dudar la capacidad de vivir sus vidas en armonía, creo que la armonía provee de todos los ingredientes necesarios para tener una vida feliz y productiva.
Cuando hables de ti di lo bueno y lo malo, de esta manera por lo menos no se enterarán por terceras personas de tus defectos y habrás ganado su consideración al ser honesto. Recuerda a nadie se le puede exigir perfección solo hacer lo mejor que le sea posible. Si dices tus fortalezas y debilidades la gente se formará una idea de lo que puedes dar y de lo que pueden esperar de ti.
Ante toda circunstancia siempre lucha por ser tú, incorpora las cosas buenas de los demás y mantente al día mejorándote en aquellos aspectos en los que aún es posible cambiar.
Nunca defraudes, piensa siempre que lo que haces con trampa solo deja pasar la oportunidad para ser mejor y mirarte al espejo sin avergonzarte.
Respecto del trabajo cuando eres empleado realízalo como si fueras el patrón y si eres el patrón aprende del trabajo dedicado y constante del empleado.
Siempre hay dos caras de la moneda y de las entrañas de lo malo se gesta lo bueno. Las crisis son siempre momentos de oportunidad y mejoría, especialmente cuando consideras que ya no puedes caer más bajo.
La búsqueda de la identificación con otros seres humanos siempre conlleva una gran dosis de riesgo, en ocasiones la individualidad tiene rasgos tan específicos que resulta no solo difícil sino imposible tender puentes que nos acerquen y nos comuniquen. Siempre he creído, que es la vida y todo lo que la abarca, el gran tema en común, al que todos tenemos oportunidad de aportar algo y que es hablando y compartiendo al respecto de ella, que podemos comenzar a crear un consenso, un estar de acuerdo que es fundamental para cualquier proyecto e iniciativa. Es por ello, que no puedo evitar al momento de repasar mi historia personal hacer un alto y pensar en voz alta para pronunciar aquellas cosas en las que creo y que forman parte de mis propios descubrimientos en ese difícil arte de la vivir la vida. Las he llamado callejones vivenciales y marcan un punto en el que ya no hay más “pá donde” y representan la manera en la que entiendo a este mundo y sus criaturas.
Corresponde a cualquier acto de buena fe y voluntad, y no lo dejes para un futuro incierto, crea un diálogo incesante donde la confianza y el apoyo sean la constante.
Pon en cada cosa lo mejor de ti, al final de tu esfuerzo si no fue suficiente para alcanzar tu metas, por lo menos será un digno reflejo de lo que tú eres.
No forces las cosas ni disfraces tus intenciones, la vida en muy rica e inesperada y puede traerte más inconvenientes intentar manipular aquello que solo el destino y la vida pueden esculpir.
Siempre hay un caudal de cosas buenas por suceder, no las ahuyentes con un mal comportamiento y ante todo cuida lo más preciado, tu vida, tu salud, y tu libertad para que cuando lleguen no sea demasiado tarde.
No hay acto intrascendente, ni trabajo sin importancia, la importancia y la trascendencia muchas de las veces dependen de lo que pongamos en nuestra actividad o trabajo.
Aprende siempre, agradece siempre. Enfoca siempre en lo positivo, quien logra metas destruyendo solo aprueba su propia destrucción.
Construye tu felicidad con lo que tienes a la mano, no esperes a mañana ni tampoco a tener dinero u otra cosa de orden material, el presente es la única realidad tangible.
La vida es incesante y está en constante movimiento, te da la oportunidad para ser algo y su contrario de esta manera tú también tendrás oportunidad de experimentar las diferentes posiciones que la comprenden y entender las razones desde las que decidimos y actuamos. Cuando eres padre entiendes los motivos de tus padres cuando los juzgabas siendo hijo. Cuando eres jefe entiendes y das la razón a tus jefes cuando los juzgabas siendo empleado. etc., etc.
Nunca inicies una conversación que la que de antemano sabes te vas a arrepentir
No hay mujeres chancludas, hay mujeres que a través del “clan clan” de las sandalias llegan a descubrir una nueva interpretación filosófica entre el ying y el yang de la distancia y el caminar y logran asimismo grandes ventajas en asuntos terapéuticos
Los hombres deben explicar gran parte de su comportamiento en términos biológicos y evolutivos para que sus esposas entiendan la necesidad que ellos tienen de compartir algún tiempo con sus amigos.
Ser inteligente no es más motivo de grandes elucubraciones, se trata tan solo de tener la información adecuada y procesarla correctamente.
No desdeñes nunca la vida ni presumas de valentía, pues no hay mayor valor que el de un pendejo.
Una mujer que se arregla e invierte tiempo y recursos en mejorar su apariencia no
solo se hace un favor a si misma, también hace un regalo de belleza a el mundo
Todos tenemos algo bello que ofertar, dalo sin reservas ni tacañerías y de esa misma manera te regresarán bendiciones.
Si se me otorgara la capacidad de sembrar una sola de las virtudes existentes en el corazón de mis hijos, escogería sin dudar la capacidad de vivir sus vidas en armonía, creo que la armonía provee de todos los ingredientes necesarios para tener una vida feliz y productiva.
Cuando hables de ti di lo bueno y lo malo, de esta manera por lo menos no se enterarán por terceras personas de tus defectos y habrás ganado su consideración al ser honesto. Recuerda a nadie se le puede exigir perfección solo hacer lo mejor que le sea posible. Si dices tus fortalezas y debilidades la gente se formará una idea de lo que puedes dar y de lo que pueden esperar de ti.
Ante toda circunstancia siempre lucha por ser tú, incorpora las cosas buenas de los demás y mantente al día mejorándote en aquellos aspectos en los que aún es posible cambiar.
Nunca defraudes, piensa siempre que lo que haces con trampa solo deja pasar la oportunidad para ser mejor y mirarte al espejo sin avergonzarte.
Respecto del trabajo cuando eres empleado realízalo como si fueras el patrón y si eres el patrón aprende del trabajo dedicado y constante del empleado.
Siempre hay dos caras de la moneda y de las entrañas de lo malo se gesta lo bueno. Las crisis son siempre momentos de oportunidad y mejoría, especialmente cuando consideras que ya no puedes caer más bajo.
BAJAR DE PESO EN LA FUNDACIÓN
Bajar de peso, perder algunos kilitos ( para que no joda tanto el mencionar el mundo de sobrepeso que traemos encima) es uno de los propósitos más socorridos en este inicio de año, Bien se preguntaran ¿inicio de año a principios de abril?, bien me he permitido la licencia de establecer un puente literario entre enero y abril debido a que es en este mes en el que se comienza a hacer evidente, notable, visible, los kilos dejados en dieta de inanición y ejercicios extenuantes, sin embargo vale la pena, las caras sonrientes, el buen humor, la vanidad, los nuevos atuendos, el gusto por lo corpóreo, es un himno que se escucha por doquier, y abundan las sonrisas dadas con la total y absoluta seguridad que brinda una silueta acorde con los cánones del buen lucir, una figura a la altura de nuestras más íntimas fantasías, aunque eso no sea cierto, y el sentirnos más ligeros nos ponga en la ruta directa del rescate de nuestra autoestima, que generalmente se sitúa considerablemente por encima de nuestra realidad, por ello y a despecho de no darle el justo valor a todas las bendiciones que trae un dieta bien llevada, me atrevo a proclamar, que abril es el mes de los resultados y la antesala directa del break de verano, lo que instintivamente nos lleva a pensar en calor, arena y playa, y consecuentemente, uno que otro daiquiri o de perdis una cuba un poco más libre (según, las últimas noticias,) o un margarita, sin dejar de lado un tequila, una piña colada, una margarita, y desde luego acompañada por su pertinente botana, tentempié, snack, bocadillo comida, de buffet, (o cualquier otra cosa de masticar) y largas horas tendido bajo los acariciantes rayos del sol, que a estas alturas esos kilos que logramos conjurar en meses de extenuantes dientas comienzan a ser una ominosa realidad, dispuesta a devolvernos de nueva cuenta al desear, querer anhelar la figura de los sueños, y todo para ¿Qué? ¡Para qué!.. Para agarrar marido....!of course!
CRONICAS IBARGUENGOITIANAS. Seres de Avatar
LA FUNDACION PUMPERNICKEL
La fundación Pumpernickel es una institución que ha dado y da cobijo a los seres más disímbolos de la creación del mundo de la enseñanza, es por decirlo así, un organismo que hace del mejoramiento continuo su divisa y su lema más sonado. Es un espacio laboral vinculado al anhelo más primigenio del hombre y es asimismo el santuario de la transmisión del saber para la sobrevivencia. Me pregunto y me contesto: hace algunos decenas de miles de años te bastaba saber como conseguir comida, techo y vestuario, como hacer una choza, como prender fuego, como fabricar un arco y una flecha, un cuchillo etc, etc. con ello estabas del otro lado, ahora las cosas no han cambiado demasiado ( quizá por el hecho de que no hemos tenido ningún brinco evolutivo en los últimos milenios y somos en esencia lo mismo desde hace centenares de miles de años) seguimos haciendo prácticamente lo mismo, es decir buscar comida, (que puede ser mac donalds), techo, (una casa que si no puedes pagarla, mejor te vas de noche y sin ser visto por eso de la crisis inmobiliaria), vestuario;( polo o cualquier otra marca suntuaria que te hará sentir justo igual a cualquier estrella de cine, aunque las distancias y diferencias sean evidentes); lo importante es como te sientes y no como te ves, que es la realidad en la que se encuentran enfocados todos los mercachifles de esta era contemporánea; pero no hagamos más disgresiones, la enseñanza es un trabajo que da seguridad y aún en los tiempos de la educación socialista en que los maestros podían ser presa fácil de un iracundo fanático de la religión católica los maestros se hicieron vivir y no se diga ahora, que siguen cosechando beneficios en el peleado escalafón del magisterio, donde estar bien relacionado o seguir el oficio de la familia en el que el padre o el abuelo han hecho brecha para dejar un legado de privilegios paga, más tarde o más temprano. Solo al paso del tiempo puedes desentrañar los misterios de sus reglas y funcionamiento.
La fundación Pumpernickel, de éste y de aquel lado, sigue siendo un lugar seguro, sigue considerándose santuario, más allá, que acá y sin duda alguna continuará siendo una parte importante del devenir humano. Saberse cobijado y a salvo bajo el manto generoso de la institución es una bendición que no todos agradecen, o que no todos tienen la capacidad de concienzar, sin embargo, en algún otro momento, de estas disertaciones del ocio habré de abundar en lo que considero una puesta al día, urgente y necesaria en las filas de mis compañeros de trabajo.
La fundación Pumpernickel es una institución que ha dado y da cobijo a los seres más disímbolos de la creación del mundo de la enseñanza, es por decirlo así, un organismo que hace del mejoramiento continuo su divisa y su lema más sonado. Es un espacio laboral vinculado al anhelo más primigenio del hombre y es asimismo el santuario de la transmisión del saber para la sobrevivencia. Me pregunto y me contesto: hace algunos decenas de miles de años te bastaba saber como conseguir comida, techo y vestuario, como hacer una choza, como prender fuego, como fabricar un arco y una flecha, un cuchillo etc, etc. con ello estabas del otro lado, ahora las cosas no han cambiado demasiado ( quizá por el hecho de que no hemos tenido ningún brinco evolutivo en los últimos milenios y somos en esencia lo mismo desde hace centenares de miles de años) seguimos haciendo prácticamente lo mismo, es decir buscar comida, (que puede ser mac donalds), techo, (una casa que si no puedes pagarla, mejor te vas de noche y sin ser visto por eso de la crisis inmobiliaria), vestuario;( polo o cualquier otra marca suntuaria que te hará sentir justo igual a cualquier estrella de cine, aunque las distancias y diferencias sean evidentes); lo importante es como te sientes y no como te ves, que es la realidad en la que se encuentran enfocados todos los mercachifles de esta era contemporánea; pero no hagamos más disgresiones, la enseñanza es un trabajo que da seguridad y aún en los tiempos de la educación socialista en que los maestros podían ser presa fácil de un iracundo fanático de la religión católica los maestros se hicieron vivir y no se diga ahora, que siguen cosechando beneficios en el peleado escalafón del magisterio, donde estar bien relacionado o seguir el oficio de la familia en el que el padre o el abuelo han hecho brecha para dejar un legado de privilegios paga, más tarde o más temprano. Solo al paso del tiempo puedes desentrañar los misterios de sus reglas y funcionamiento.
La fundación Pumpernickel, de éste y de aquel lado, sigue siendo un lugar seguro, sigue considerándose santuario, más allá, que acá y sin duda alguna continuará siendo una parte importante del devenir humano. Saberse cobijado y a salvo bajo el manto generoso de la institución es una bendición que no todos agradecen, o que no todos tienen la capacidad de concienzar, sin embargo, en algún otro momento, de estas disertaciones del ocio habré de abundar en lo que considero una puesta al día, urgente y necesaria en las filas de mis compañeros de trabajo.
Monday, February 11, 2008
Si no te hubieran adelantado la muerte
Aquí estoy, sin saber si soy un vivo o un muerto porque no sé si en la muerte existe el dolor, o la vida nos hecha como pariendo y por eso me siento tan aturdido ¿Seremos ciegos en la muerte, o no habrá nada que ver? Mas bien estoy vivo, tengo los ojos cerrados y me duele todo el cuerpo; empiezo a recordar, no creo en la muerte tendría caso hacerlo, así como no recordamos nada al nacer. Hubo un derrumbe mientras trabajaba; escogí este trabajo por hambre, todos en el pueblo somos mineros por la misma razón.
Mi padre me dijo cuando era niño que aquí el destino es conocido: nacer pobre, trabajar en la mina sacando plata y morir en la miseria con la piel pegada a los huesos y la silicosis asfixiándonos. También dijo que la pobreza es una enfermedad contagiosa y rara; nos la contagian los que no la tienen.
Desde que me hice minero, mi padre y yo volvemos juntos de la mina, siempre llenos de polvo, nos acostumbramos a vernos la cara sólo los domingos cuando no trabajamos, entre semana tenemos que adivinarnos los gestos. Y el me enseñó a arrastrar el cansancio, porque es más fácil arrastrarlo que cargarlo; a caminar por las calles polvorientas que se abren como una carcajada loca, atravesando, sin quebrar, los ladridos de los perros flacos y los gritos de los niños que se estrellan en las paredes haciéndose pedazos, o suben a perderse en la tardenoche; a respirar el aire pesado que llega como un aliento de borracho, como un suspiro angustioso; salpicado de alcohol y soledad; a llegar a la casa, tirarnos en la cama de tablas y contemplar su almanaque viejo; al fondo una montaña con pinos y un pico nevado; brillante como una estrella diurna y gigantesca, más abajo, chocando su superficie aburrida en la falda del monte, la llanura; llena de pasto verde, con un arroyo que no corre, donde según oí a mi padre en una de esas veces que el pensamiento no basta y se tiene que platicar uno solo en voz alta, los rayos del sol, en los días que no hay que calentar, se quedan dormidos en la ribera arenosa. Y viendo el almanaque soñar que la mina no existe, que somos campesinos y nos quemamos la piel y respiramos aire liviano y limpio; que los campos amanecen enzacatados y llenos de rocío; y las biznagas y los cactus son árboles de copas frondosas que nos hacen conocer las sombras frescas, aquí tenemos a veces sombras frías, frescas nunca. El si conoce la frescura, una vez se perdió durante días, fue a empujar el horizonte hasta que encontró unos abetos, se abrazó a su tronco y no supo como traernos su frescura, pensó que le duraría en el cuerpo durante todo el regreso, lo cierto es que llegó sin nada. No me enseñó a despertar en el momento que mi madre nos llama a la mesa eso lo aprendí solo. No le gusta aceptar que aquí la tierra es seca y molida; caliente en el día y fría en la noche; se cambia en los llanos de un lugar a otro y se ha bajado de los cerros dejando las raíces de los nopales con la mitad afuera; es hambrienta como nosotros, si alguien siembra se traga la semilla, jamás devuelve nada. Casi nunca llueve. Los nubarrones pasan de largo, algunas veces dejan caer unas cuantas gotas para regar nuestra esperanza. Si la llovizna llega, todos salimos a la calle y no hablamos para que no se asuste, sin embargo, pronto se va, creo que lo asusta es ver tanta miseria junta… Estoy tirado ¿Cuánto tiempo habré estado así? El brazo izquierdo no lo tengo quebrado; ahora muevo el derecho; puedo cerrar y abrir la mano. Empiezo a sentirme muy solo…Quisiera que estuvieras aquí, Mercedes, que fuera el domingo que te descubrí en el atrio de la iglesia, envuelta en tu vestido de popelina azul y un montón de pelo negro sin trenzar, desde entonces se terminó mi calma. Te esperaba al salir de la mina, contando el tiempo con los latidos del corazón, no se me ocurrió otra forma de hacerlo. La última vez tardaste trescientas cincuenta y siete veces, tuve miedo que llegara a quinientas, no sé que número sigue, mi padre me dijo que nunca tendría nada más allá de esa cantidad. Ese día decidí ya no perder tus ojos grises e inundados de tristeza, igual que aquel atardecer; las nubes cubrían todo el cielo como una humareda que salía del horizonte incendiado; el pueblo se veía como en un sueño poco profundo; borroso, con la obscuridad emergiendo.
Nos fuimos a caminar y a ver que el horizonte se apagaba hasta quedar del mismo color que la piel amarillenta de un minero muriendo después de una agonía prolongada. Platicamos poco, nos inventábamos en cada palabra y no podíamos inventarnos tanto; necesitábamos los silencios largos.
Te lo propuse de pronto, con la voz enronquecida. Y tú recargada en la pared de adobes y yo recargado en ti y mi boca en tus labios: bebiéndonos todo el amor y el frío y tu dolor breve al perder la virginidad; fuiste mi mujer cuando todavía algunos gritos de tu niñez recién pasada, se oían no tan lejanos y los senos no te acababan de crecer.
Decidimos ir a mi casa, nos dimos valor bebiéndonos un poco de noche y en un abrazo, sin más, nos convencimos de que yo ya era un hombre y tú una mujer.
Llegamos a la puerta, entré y me paré al lado de mi padre, vi el almanaque y le dije, sin voltear a verlo, que estabas afuera, que venías a quedarte. Se levantó rápido a ver quien eras. A insistencia mía los tres fuimos a la casa parroquial. Tocamos la puerta y esperamos hasta que apareció el cura envuelto en una cobija, con su olor rancio de misa primera.
Al ver que éramos nosotros se enojó y antes de que pudiéramos hablar, se puso a regañarnos gritando que ya sabía a lo que ibamos, que siempre era lo mismo, que éramos como animales y no entendíamos las cosas “Oiga padre- le dije- no nos trate así, nosotros también somos hijos de Dios ¿Oh no es cierto?” se acomodó la cobija y contestó con enfado: “A lo mejor… pero estoy seguro que no se acuerda de ustedes”. Nos tomamos de la mano y le pedí que nos bendijera. Me preguntó si había cobrado por la tarde, era sábado, y estiró la mano para que le entregara todo el sueldo de la semana: “Dámelo, eso es lo que cuesta la bendición”. “No sabía que las cosas de Dios fueran tan caras”. ¿Qué quieres? ¿Qué me muera de hambre? –estaba menos enojado: nos bendijo con la mano cerrada, sin soltar el dinero y sin hacer la señal de la cruz –Te puedes casar dentro de unos meses, cuando los case a todos en manada, con tantos a los que les pasa esto y ninguno tiene para pagar un matrimonio decente”.
Volvimos a la casa contentos. Mi madre te recibió bien, te enseño a darme de cenar y a la hora de acostarnos, nos fuimos al único cuarto. Mi padre levantó a mis hermanos de los petates, los puso a todos de un solo lado y dejó un rincón para nosotros dos, el petate más nuevo y una sola almohada… Las piernas las tengo bien, pero los golpes se están enfriando y ahora me duelen más: el pantalón está roto, me hice un raspón y me arde… Me casé el día de la virgen, después de la procesión, en una mañana despejada, el sol estaba solo en el cielo y los cohetes tronaban desde la madrugada. En el atrio de la iglesia estaban los músicos, eran dos, uno con una tambora y el otro con un violín. Mi padre les pagó y tocaron una melodía para nosotros. El de la tambora contó hasta tres y el del violín entró haciéndolo chillar, moviendo el arco para sacar un sonido pobre y lánguido. Era una melodía triste, de tonada lenta: el de la tambora daba cuatro golpes esperando que cada uno acabara de sonar, luego dos seguidos que se unían en el aire con las notas del violín y se iban danzando. Se hicieron una seña y terminaron casi al mismo tiempo, me quedé con una sensación de vacío en el estómago. No se porque les pedí que la volvieran a tocar., y Exiquio, así se llamaba el del violín, no quiso; la misa estaba empezando y él y su mujer eran una de las veinte parejas que nos ibamos a casar. El sermón fue el de todos los domingos; el cura dijo que la humildad es un don y que de los pobres es el reino de los cielos, que le estuviéramos agradecidos al Señor por tener trabajo y que comer. El dueño e la mina desde su lugar especial a un lado del altar, afirmaba con la cabeza. Esa fue la última vez que predicó lo mismo. Al día siguiente estalló la huelga. Al iniciar a trabajar dijeron que no se había llegado a ningún acuerdo y salimos todos de la mina a sentir el abrazo de una mañana que no era domingo. Permanecimos ahí durante todo el día; por la noche organizamos guardias.
El domingo oímos un sermón diferente. El sacristán se acercó al cura y le enseñó la charola vacía, nadie había dado limosna. Me daba la impresión de que el púlpito temblaba: “La pereza –empezó diciendo- es uno de los siete pecados capitales y todos ustedes, durante esta semana, han estado a merced de este pecado. No trabajar es contrario a la religión; no se dejen engañar, la huelga es una invitación a la pereza y han caído en la tentación” ¡No es cierto! – interrumpió uno de los del sindicato –“¡Sí! –contestó el cura - ¡Y además son unos muertos de hambre! – volvió a hablar el minero- ¡Nos están matando de hambre que es diferente! –se encaminó hacía la puerta - ¡Usted no siente hambre porque no trabaja y come en la casa del patrón”. Salió del templo y todos nos levantamos de las bancas como si hubiéramos estado de acuerdo y comenzamos a salir. El cura bajó del púlpito y corrió por media iglesia gritando “¡Esperen, desgraciados, no se vayan! –se abrió paso empujones y se paró con los brazos abiertos en la puerta - ¡Tienen que oírme – no pudo detener a nadie y bajó los brazos”. “Espere, señor Lenner – le dijo al patrón. Fue el último en abandonar el templo – le explicaré”. “Perdóname, padre –contestó Lenner – usted y yo ya no tenemos nada de que hablar”.
Por la tarde, el cura saco lo más valioso: los candelabros y el cáliz; desnudó a la virgen y se llevo su vestido bordado de oro y la corona de plata. Lo cargó todo en un burro y se fue cabestreandolo. “¡Me voy! – gritó a media calle haciendo bocina con las manos - ¡Quédense con su maldita miseria! –siguió cabestreando, riéndose y moviendo la cabeza -¡Bola de imbéciles!” … Me siento mejor, esperaré un poco para abrir los ojos y tratar de sentarme… A los pocos días llegaron como cien por el mismo camino que se fue el cura, venían encontrando sus huellas, les dijeron que donde empezaban se hallaba el problema. Todos vestidos igual, obedeciendo una sola voz y tronando cada paso cien veces dejando caer cien botas. Se pararon en la plaza, frente a la iglesia y se oyó la orden: “A trabajar, terminen rápido no quiero que dejen ni rastro de esto, ya saben lo que tienen que hacer… ¡Rompan filas!” Se dispersaron y vimos que traían más de cien odios, tal vez miles. Derribaron puertas y se metieron a las casas, preguntaban nuestro nombre y si estaba en la lista nos sacaban a empujones. Vieron tu embarazo y te golpearon el vientre a puñetazos, alcance a ver que protegías a tu hijo encogiéndote y cubriendo el estómago cruzando los brazos “Asegúrate que no nazca lo que tiene adentro, no sea que arme otro escándalo cuando se haga minero”. Oí que te tumbaron y no pude defenderte, me llevaban con las manos sobre la nuca empujándome con el cañón de un rifle “No intentes nada –dijo el que iba detrás de mi- o también nos llevamos al viejo”. Nos metieron a la iglesia, estábamos casi todos, faltaban los viejos y algunos que no pudieron agarrar. Cerraron las puertas y a los del sindicato se los llevaron a la sacristía.
Exiquio estaba cerca de mi, llevaba su violín. “Ven –lo llamé-, siéntate aquí y toca quedito esa canción triste, tu ya sabes cual, la de tonada lenta y notas que no quieren existir”. “No puedo” “¿Cómo que no puedes? –insistí -. La misma que tocaste el día que me casé ¿te acuerdas?” “No puedo –repitió – te voy a decir algo- sus ojos se iluminaron-, no sé ninguna melodía, nunca son igual, cada vez las invento”. “¿Las inventas? ¿Y cómo las haces tan tristes?” “Sentiste el vacío en el estómago ¿verdad? – se tapó la boca con la mano y ahogó la risa-, es que o tengo para comprar cuerdas y las hago de tripas de muerto”. “Bueno toca lo que se te ocurra”. “No puedo –levantó la mano y me enseñó el violín; había cambiado su expresión, ahora quería llorar -, me lo rompieron”.
Anocheciendo nos llevaron a todos fuera del pueblo: cuando pasamos por la casa de la Compañía, el capitán terminó de cenar en la mesa del portalito, se despidió del patrón y se unión al grupo. En el llano formamos un gran círculo; en el centro hicieron una fogata y colocaron a los del sindicato alrededor los acostaron bocabajo y les amarraron los pies y por detrás, las manos; después, les metieron la cabeza al fuego deteniéndoselas por el cuello con palos largos que tenían una horqueta en la punta. Creíamos que era un mal sueño, pero no, en las pesadillas todo se desvanece y ahí el dolor era tan eral, tan espeso, que se podía tocar sin ninguna dificultad; lo veía salir desgarrando las gargantas en forma de gritos enloquecidos; se pegaba al cuerpo erizándonos la piel y nos mareaba con su olor a sangre quemada. Nosotros, inmóviles, con los ojos fijos, sin poder dejar de ver, sin entender de dónde sacaban tanto odio y sin querer entender lo que decían. “Pongan atención – sus palabras nos llegaron hechas brasa, calientes como si hubieran pasado por la hoguera; sus rostros deformándose y formándose, como si fueran de humo y piedra -, ahí están sus héroes; ya no tienen cara, ya pueden irse olvidando de ellos. Pero vean, les vamos a quitar lo hombre aunque se están muriendo, por si alguna vez los recuerdan, piensen que eran un montón de carne o unos animales destazados”. A culetazos les destrozaron los testículos y los gritos volvieron; después se los cortaron con las bayonetas y los pusieron en un casco “¡Nos llevamos su orgullo – gritó el capitán y nos mostró el casco -, no sea que vuelva a nacer! ¡A éstos búsquenlos mañana – señaló con la cabeza a los del sindicato -, si no quieren que volvamos preséntese a trabajar cuando oigan el silbato de la mina!” Se los llevaron a terminar de matarlos a otro lado y me quedó en la boca el sabor amargo de la impotencia, los gritos los traigo metidos en la cabeza como un eco que sea repite y se repite infinitamente y no se quiere callar.
Los que estaban conmigo, se iban yendo, caminaban a buen paso, muy juntos, protegiéndose unos con otros, rozándose el cuerpo para repartir el miedo. No hablaban y veían al frente, hacia un punto conocido donde sabían que no había más que noche, nada más, ni siquiera los aullidos desvalagados de los coyotes, o la visión de las agonías interrumpidas y violentas, o algún remolino nocturno que hubiera decidido vivir su corta existencia a la luz de las estrellas, no había nada de eso, solamente noche. El temor no los dejaba ni pestañear y yo estaba quedándome solo. Caminé unos pasos, despacio, tambaleante, parándome a ver si oía algo que no fuera el silencio. Sin pensarlo corrí a alcanzarlos y no pude pararme, las piernas no me obedecieron y fui a dar a la casa, me sostuve en la pared, llorando y riendo y me resbalé poco a poco, al quedar acurrucado en el suelo ya me había decidido por el llanto, sentí humedad en las piernas y vi que estaba orinando.
Mi padre me ayudó a entrar y te encontré acostada. Mercedes, con la palidez inevitable que da la cercanía de la muerte, con un temor que crecía y no crecía ante la tristeza que se abrió como un hueco inmenso; más grande, mucho más que el vacío en el estómago y el sonido del violín juntos; y el temor fue apenas una gota pequeñísima, casi como la mitad de una lágrima que rodó un poco y dejó una tira de humedad salada que cualquier soplo hubiera podido secar, la tristeza quedó sola, incontenible y llena de tristeza, de palomas espectrales que en cada aleteo hacían más grande el hueco. Al verme preguntaste si podías confesarme tus pecados para que un día tuvieran perdón y no anduvieras penando tanto; le agarraste miedo a la vida, te aterrorizaron las últimas horas. Lástima que no tuviste una muerte tranquila, después de que el cura maldijo nuestra miseria pensaste que ser pobre es malo, que estar muriendo en una cama de tabla, prestada, cerrando los ojos y la boca para que lo que queda de vida se escape más despacio y tener que tragar estertores cuando la saliva se acaba, es un pecado mortal.
El último beso te lo día estremeciéndome y con la intención de no terminarlo; tuve miedo a la amargura que traigo pegada en la boca y el paladar como hollín en las chimeneas, sin posibilidad de vomitarlo, preferí tus labios secos y agrietados. Te besé sólo una vez, no sé por cuanto tiempo, el dolor me durmió; me separé de ti dejándote ya fría, inmersa en un sueño de labios amoratados, de quejidos muertos.
Si tu embarazo no hubiera sido de seis meses, tal vez se hubiera podido ocultar y su odio habría pasado sin verte y no tendría el remordimiento de haberte sepultado envuelta en una sábana; en cada palada echaba poca tierra para que no te doliera tanto al caerte encima; si no te hubieran adelantado la muerte, Mercedes. Quisiera que ahora que voy a abrir los ojos estuvieras aquí…No veo nada y ya los tengo abiertos ¿Estaré Ciego? ¿Oh tengo los párpados pegados?... No, no es eso, ya los separé con los dedos y ahora estoy seguro que no veo… ¿Qué fue eso? alguien que se quejó. Voy a contener la respiración… Ahí esta de nuevo. ¡No estoy solo! El tampoco me ve, entonces no estoy ciego, estamos en la oscuridad. Le hablaré, es bueno platicar con alguien… No, no voy a esperar que se me quite un poco el miedo… casi no puedo respirar, siento que el aire se está acabando…Sí, eso es…¡El derrumbe nos atrapó!...Si el aire se acaba vamos a morir en esta maldita mina en la que hemos vivido enterrados; sin siquiera oír un aullido de perro que nos anuncie que la vida se acabó… ¿Se oyeron golpes?... ¡Vienen a buscarnos! Se oyen lejanos…Se está moviendo, creo que ya oyó el golpeteo. El aire es cada vez menos y no va a alcanzar…Bueno, quien sabe si para uno solo… Lo mataré, me acercaré hasta donde calculo que está… No; pero no así; él sabe que estoy aquí. Le hablaré, le propondré que tratemos de matarnos porque uno de los dos tiene que morir para que el otro viva un poco más… No, si se quien es no voy a poder matarlo…Trataré de matarlo sin hablarle y ojalá el haga lo mismo. Toseré para avisarle que aquí estoy…Me entendió, se está moviendo. Ahora si vamos a ver quien queda vivo. Se está acercando, oigo sus paso; quisiera decirle que no siento odio. Está mas cerca, lo sé porque oigo su respiración agitada…No vayas a hablar ni una sola palabra por lo que más quieras, no quiero arrepentirme ni que te arrepientas…Ya te tengo en el suelo; ahora sólo hay que montarme en ti y apretarte el cuello; no siento odio, de veras, no te lo puedo decir pero entiéndelo. Te voy a ahogar para que no sigas consumiendo más aire. Perdóname si lo mato, Mercedes, pero quiero intentar vivir para que juntemos tu recuerdo y mi soledad y se vayan hasta el horizonte incendiado, o más allá, a un vallecito que tengo pensado, donde los pájaros no bajan, ven todo desde arriba con sus ojos sin pestañas, pasan volando y sus sombras agrandadas se arrastran por el suelo hiriéndolo. Hay un arroyo de pocas pretensiones, se puede cruzar de cuatro zancadas, se llega al fondo sin mojarse la rodilla y ni siquiera peces tiene… Me esta pegando con una piedra; no importa, el último golpe lo sentí débil; los otros me destrozaron la cara. Esta arqueando el cuerpo… Ahora lo aflojó por completo, le daré el último apretón porque no sé si me estoy desmayando o muriendo y la oscuridad me está dando vueltas.
Ja ja j aja ese señor que está enfrente de mí dice que es el juez j aja ja el juez ja ja y dice que yo mate a mi padre; no quiere creerme que no hablamos nada y no supe a quien mataba j aja ja.
Pinto
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Recortes
“Two mexicans aliens were shot last night at the crossing point by officers of the border patrol no charges were formulated” The San Diego Tribune, May 9, 1989
San Diego la ciudad pez, la ciudad camino, la ciudad que se envuelve en las madrugadas del aliento que respira el mar, y que llena sus calles con los pasos de quienes buscan en sigilo, la ruta que los hará llenar todos y cada uno de sus sueños. Sueños que nunca despiertan, que se quedan colgados de la aguja del último viaje, después de todo una vida de mendicidades; sueños que atraviesan inmensas llanuras y que se quedan recostados debajo de la mesa, añorando los cielos infinitos dónde crecían sin una cerca de púas, sin la maldita obsesión de salir corriendo en pos de una mentira. San Diego vuelve todos los días a recobrar la parsimonia, a llenar las noticias de los diarios con la total indiferencia de quien se ha acostumbrado a lo inaudito, lleva en sus entrañas la sal de nuestras muertes gritadas, apaleadas, destrozadas entre miles de huellas que borran la sangre en una carrera sin sentido.
Sólo después de que la noche madura, salimos como sombras con nuestros pasos vacilantes a olfatear ese aire que nos obsequia el mar, y que a veces es la última fragancia y la última de nuestras noches. Fue en una de tantas que llegaste a mi, la necesidad hizo que te acercaras, había en tu rostro ese signo de la persecución que tan fácilmente nos identifica. Me dijiste que estabas medio muerto de hambre que si no podría por caridad darte algo para comer.
Tus ropas y tus zapatos, impregnados de semanas de viaje, gritaban que venías desde muy lejos, comiste y al poco empezaste a hablar, con palabras que nosotros ya conocíamos porque en cada uno, en algún tiempo, estuvo alguien como tú. ¿Cómo no recordar nuestra primera vez? Cuando caminábamos siguiendo los senderos del norte, las cañadas, los pantanos, las primeras casas que siempre tenían un perro para darnos la bienvenida.
En tus palabras que eran sólo un manchón en mi memoria, recordaba como habías llegado hasta aquí, y volvía a sentirme el niño perseguido que una vez cruzó la frontera y que sólo con tiempo se fue acostumbrando al acoso, pero tus palabras volvían a restregarme la verdad de la que estaban hechas nuestras vidas; en esa franja de tierra que separa mundos tan disímbolos estaban las semillas de la batalla que seguían creciendo en el taller, en la fábrica, en las escuelas, germinando como una peste cotidiana que te iba acorralando contra la pared, en medio de un transcurrir de pequeñas muertas que nos llenaban con la más espantosa de las confusiones mientras que algo pasaba y regresábamos a la paz, imaginando nuestras casas en el sur, en nuestro “rancho” en nuestro “otro lado”.
En tus palabras volvían a renacer los mundos para los cuales fue inventado el regreso, porque sólo se desea regresar cuando descubrimos que el paraíso es invención, y cuando entre las noticias de los periódicos sabía que alguien como tú, como yo, moría en esa tierra que nos dividía dejando el regreso para ningún tiempo, entonces guardaba el recorte, sólo para no olvidar que era parte de eso, de quienes cruzan las fronteras, aunque lo hiciera con ropa limpia y con el estómago lleno.
Cuando me dijiste que sólo habías despertado el enojo de tu perseguidor al intentar escapar, y que desde tu caída él se aproximó satisfecho y sudoroso, tú no sabía que te rondaba la muerte y cuando él sacó su navaja, y te la arrojó para que la tomaras, nada más la miraste y te cruzaste de brazos.
Ahora que estás frente a mí y me preguntas que si te hubiera matado, yo te contesto que sí, que si la hubieras tomado a estas alturas estarías muerto, y que además yo ya lo sabría, porque sin duda serías uno más de mis recortes, lo que nunca hubiera podido imaginar es que la muerte tuviera tantas ventajas en una tierra que alguna vez fue nuestra.
Hawkmoon
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El largo adiós
Hubiera deseado prolongar el adiós, hacerlo interminable volverlo un lejano recuerdo para que nunca le hiriera la memoria. Dijo sólo un –hasta luego- sin mayor convicción ni deseo dejándolo flotar en el aire mientras encendía su pick-up: dio la vuelta sin mirarla, sabiendo que habría sólo unos cuantos encuentros más para que finalmente todo acabara. Sabía que las preguntas recién comenzaban, que la tristeza apenas llamaba a su puerta. Esa noche repasó todas y cada una de las imágenes, ¿Soñadas?, tal vez, ¿Imaginadas?, tal vez, pero indudablemente hermanas de las tantas noches de insomnio que sabía le aguardaban.
La vida a menudo nos embroma, nos coloca frente a frente y hace que nuestros ojos vean lo que no existe. Eso les sucedió aquella noche, pero no sería sino meses más tarde que cada uno apartaría los velos y descubriría por sí mismo la única verdad que los llevara por caminos distintos. La noche apenas comenzaba y la gente se daba cita en el jardín principal del pueblo, fue entonces que sus ojos se vieron, después las palabras hicieron lo suyo dejando que el tiempo y las circunstancias hicieran el resto.
(Él: deshago los nudos que me atan a ti, deseando los caminos que me llevan a ti pero sólo descubro una mar de días y días sin respuesta, de noches a la espera del siguiente día, de silencios y palabras de otros tiempos)
El primer adiós apenas se dibujó en el espejo retrovisor, la figura de ella encaminándose hacia su casa, la misma figura frágil que él hubiera deseado se convirtiera en la única imagen que perdurara al paso del tiempo y de la vida. Se colocó los lentes para el sol, dio vuelta hacia la izquierda, tomó la primera avenida y se perdió en el camino. Él supo de una carta que no recibió, de un deseo de apartarlo de la vida de ella que aún no comprendía. El camino tantas veces recorrido, se convirtió en el último regreso. Cuantas cosas hubiera dicho si no supiera cuan inútiles resultaban las palabras. Se mordió los labios, en el horizontes el camino ya no era el mismo, sin embargo los adioses habían de venir uno a uno para crear una verdad para la que no no había remedio.
(Ella: nunca hubieras llenado el adiós de tantas voces como tú mismo, nunca hubieras sembrado tan a ciegas, ni sentido aire más frió, ni tristeza más honda, ni te hubieses refugiado en el último rincón de ti mismo si no se hubieran cruzado nuestras palabras, si no se hubiesen tocado nuestras manos).
Aquella vez, en el bautizo, él la esperó mientras la lluvia la mantenía alejada; a su regreso, bailaron y fue entonces que le preguntó si era posible verla otra vez: ella aceptó. Él llegó tarde a la cita, sin embargo, ella estaba ahí sonriente entonces como ahora, con la mejor de sus sonrisas y tomaron el camino hacia la única conversación que había logrado realmente conmoverlo. Supo de ella por el relato que hacía de sus padres y descubrió lo mas valioso que persona alguna pueda ofrecer y le agradó y las distancias que pudieron ser infinitas se volvieron nada y el tiempo que pudo haber sido eterno se consumió en un abrir y cerrar de ojos. Él supo de ella, de su niñez, de su padre, de su madre de sus hermanas y bebió de todo el aire que envolvía sus palabras. Ella tenía unos ojos que miraban mas allá de la superficie, oscuros, enmarcados en un rostro que comenzaba a evidenciar el paso del tiempo. Sus manos no cesaban de moverse nerviosas, buscando deshacer el nudo de la impaciencia, siempre hurgando, deshaciendo, encontrando. Entonces él le habló de tantas cosas que ya se perdieron en la memoria.
El segundo adiós lo sorprendió a mitad de la quinta cerveza y del camino. Era tarde, muy tarde, la música llenaba la noche de historias que parecían hablar de él. Apenas se dio cuenta y estaba frente a su casa, el camino le llevaba una vez más hasta su puerta para decirle con música lo que con palabras había callado. Como muchas de las cosas que simplemente suceden escuchó y deseo que ella escuchara las canciones que contenían fragmentos de su propia historia, repetida de diferente manera pero parte de la misma canción de un olvido que empezaba a hacerse un lugar en la conciencia.
¿Qué podría él decir de sí mismo, cuando las palabras no bastan, cuando se tiene enfrente al misterio más insondable y se desconoce cuales son las razones a las que atiende?. ¿Qué frase no sonaría hueca y sin sentido cuando dos mundos se conjugan momentáneamente sólo para afianzar las raíces de su propias diferencias, sólo para dejar un universo trastornado en su más íntima esencia?. Eso fue lo que sucedió, pero sólo fue perceptible al paso del tiempo, al transcurso de los encuentros, ahí donde todo parecía estar bien: habitaba la calma que antecede a la tormenta.
(Él: no hubiera deseado perder de esta manera la calma, colmar de pensamientos uno a uno los minutos imaginando figuraciones y poniendo en boca de otros mis palabras aunque sólo fueran las sombras de otros tantos yo como he sido).
El tercer adiós llegó como la última esperanza de regresar al principio, sin embargo, ella inconmovible reiteró sus deseos de apartarlo y él neciamente preguntaba por alguna razón, ignorando que en esas cuestiones simplemente no las hay. Ella pudo haberle dado un millón de razones por qué pero no cambiaría nada. Todo había sido dicho con su primer adiós lo demás vendría con un tiempo cargado de dudas y de preguntas y de la necesidad de seguir adelante con la vida.
Un camino hacia donde se oculta el sol le llevó una tarde hasta ella, era el lugar donde había crecido y donde nacieron sus padres, era el único lugar donde se hallaban muchas de las respuestas que a él le importaban. Un caserío diseminado entre colinas con las ausencias de nuestros pueblos de emigrantes; hombres siempre en los caminos reales o imaginarios que en esta ocasión le llevaron hasta ella, que estaba llevando agua, o trayéndola, escondiéndose del sol, o de la gente, escondiéndose tras la cerca jugando a las cartas simplemente para matar un tiempo que no era de su agrado. Llegó la noche junto con la decepción, pero él, tonto y ciego no supo advertir los signos del fracaso, ni quiso escuchar a quienes callaban cuando mencionaba su nombre y muchas de las fantasías que se había permitido comenzaron a desvanecerse y a dejar una pobre realidad alimentada sólo por su voluntad y deseo.
Algunas fotos, cartas, recibos cuentan la historia de los viajes y sus fechas. En algunas de ellas su rostro siempre sonriente entre los matices de van del blanco al negro, en las escasas cartas, su letra apresurada atrapando un pensamiento que no está en paz consigo mismo y que inútilmente hace llegar palabras que no salen del corazón. Él hubiera deseado escucharla, aunque sólo fuera un último y definitivo adiós, dicho desde la razón y expresando sus propias justificaciones, defendiéndolas, enfrentándolo a los ojos con la única verdad que era válida y entendible: la suya; sin importar de donde viniera, si su corazón se le había negado, si no había sido capaz de entrar en él, deseaba que el adiós definitivo fuera pronunciado por la razón, era la única esperanza de que ella se ganara un lugar en su dignidad y en su conciencia, no para él, sino para ella misma. Pero eran lenguajes distintos, vidas distintas, costumbres distintas. Ella, acaso más inteligente, lo percibió, con esa agudeza de quien mantiene la razón a salvo en las tormentas del corazón y como algo inevitable llegó el cuarto adiós.
Ella, él, ambos, ellos, esos, yo, tú, aritmética que no resuelve nada. El. ¿Quién es ella? ¿A dónde va? ¿Qué busca? ¿Qué desea?. Ella. ¿Quién es él? ¿De dónde viene?.
(Ella: ahora aparta los últimos vestigios y busca dentro de tu piel para que logres apartar la semilla de la duda. Él: ¿Cómo decirle que me pesa llevarte en el recuerdo?, ¿Cómo decirte que enmudezco cuando te cubro con palabras que no son tú, que no serán tu?. Se sólo unas pocas cosas, las demás las invento, así me sucedió contigo.).
El último adiós llegó justo a tiempo y el hubiera deseado que fuese como lo había imaginado, desde el automóvil y a través de la ventanilla, sin reproches, casi sin palabras, dejando que lo que ambos sentían llenara el aire de la tarde. El hubiese deseado que no afloraran sus mutuas miserias, ni sus desganos en la difícil empresa de vivir la vida, que fuese simplemente la despedida de quienes se separan para realizar sus propios sueños: aunque esta vez no había sueños, ni palabras siquiera para inventarlos. Esta vez fue el último adiós, triste pero necesario, él tenía un largo camino para pensarlo, ella hacía mucho tiempo que lo había olvidado.
Hawkmoon
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Sunday, January 6, 2008
El diluvio
Cuentan los chamanes de mi pueblo que hubo un momento en la vida de los hombres en que todo estuvo tan tranquilo y perfecto sobre la tierra que las gentes se entregaron a los placeres y los goces de la vida, en perjuicio de la memoria de sus dioses. Cuentan también que había por aquel entonces un hombre que se dedicaba a labrar la tierra, a quien todos conocían como Watakame, que significa hombre desmontador o labrador de la tierra. Fue él, el elegido por los dioses para construir la canoa, en que se salvarían los hombres y su mundo, del peor diluvio de todos los tiempos.
Watakame era un personaje apartado y misterioso, excesivamente trabajador y comprometido con su oficio. Cosecha tras cosecha ampliaba infatigable su parcela, desmontando el bosque circundante. Acostumbraba salir a trabajar muy temprano y una vez en su parcela unas pocas palabras mágicas bastaban para que cada uno de sus diez dedos se convirtiera en un fiel y tesonero ayudante. Todo en su pequeño mundo marchaba bien hasta el día en que llegó a las márgenes de su predio y se encontró con que los árboles que había tumbado la jornada anterior estaban de nueva cuenta en pie. Se rasco la cabeza, desconcertado y sin decir nada se avoco con sus diez ayudantes a cortarlos otra vez.
Regresó a su casa bien entrada la tarde y después de comer se durmió profundamente, sin soñar absolutamente nada. La siguiente mañana despertó cuando el sol apenas se desperezaba tras las montañas y al igual que cada uno de los días de su vida se dirigió a su trabajo. Se encontró por segunda vez que todo se había levantado y pensó: -Esto esta muy raro. Su vida había sido siempre tan regular que nunca había tenido que pensar con detenimiento en ninguna situación como esa.
Revisó cuidadosamente el lugar, para cerciorarse que no se había equivocado de sitio. Cuando finalmente se rindió ante la contundente evidencia, se recostó bajo la sombra de un esplendido mezquite para clarificar sus pensamientos.
Un par de horas desgranaron sus segundos hasta que finalmente un idea cruzó brillante por su cerebro. Voy a averiguar qué es lo que está pasando, me voy a quedar a espiar y así lo hizo. Ese día trabajo más arduamente que cualquier otro día de su vida y cuando la tarde se fue muriendo entre los jilotes y las mazorcas de su sembradío, no fue a su casa. Se escondió entre los arbustos y esperó para ver qué sucedía. Jamás en su vida había tenido que esperar por nada, todo llegaba exacto en su momento y su vida era tan perfecta como la de un reloj. No habían pasado diez minutos cuando ya estaba desesperado y todo le molestaba en derredor suyo. De repente de entre la nada apareció una anciana con un bastón, se paró en el centro de los árboles recién derribados, levantó su bastón y apuntó hacia los cinco puntos cardinales: Hauxamanakaa, Cerro Gordo, Durango. (norte); Xapawiyeme, Chapala, Jal. (Sur); (Wirikuta) Real de Catorce, S. L. P. (este) (Tatei Haramara) San Blas, Nay. (Oeste) Y el centro (Teakata) Una vez que la anciana hubo terminado de levantar su bastón en todas esas direcciones, todas las plantas y árboles cortadas durante la faena, regresaron a su lugar. Al ver esto, Watakame enfurecido, salió de donde se escondía con su machete en la mano dispuesta a acabar con la vida de la indolente anciana. Cuando ella le vio acercarse, con su brazo le indicó detenerse y le dijo:
-Watakame, todo tu trabajo aquí es estéril, porque el fin del mundo se acerca. Yo soy Nakawe, él espíritu de la diosa tierra y de la fertilidad. Estoy aquí para anunciarte que eres el elegido para salvarse y ser el creador de la futura generación que habitara la tierra después del diluvio. Tu misión es construir una canoa, en la que te salvaras tú y el mundo. Tienes solo siete días para conseguirlo, y no podemos perder tiempo. Entonces le señaló un enorme chalate (árbol) a su derecha. Ella le dijo lo vas a tumbar y vas a construir la canoa como te lo indique.
Watakame, no dudo ni un solo instante, había echo del trabajo su vida, pero respetaba a los dioses y a los pocos hombres sabios que le había tocado conocer. De inmediato siguió las órdenes al pie de la letra, hizo todo lo que la anciana le había dicho, Escarbó en el enorme chalate hasta dar forma a una enorme y esplendida canoa, junto a todos los animales, recolectó las semillas de todas las plantas, incluida Tatuutsi Nakawe (el espíritu de la diosa tierra y de la fertilidad). Durante seis días y sus noches trabajo incansablemente bajo las rigurosas ordenes de la anciana. Algunas veces sus parpados rebeldes se cerraban incontinentes y la voz serena de la anciana se colaba hasta su cerebro, haciéndole despertar bruscamente. Pero al final del sexto día, cuando todo estaba casi listo, la anciana le dijo: Ve con tus hermanos y diles que se preparen a salvar su vida. Fue hasta donde estaban sus chozas y hablo con ellos, pero no le hicieron caso, al igual que en muchas otras ocasiones se burlaron de él y sus extraños hábitos. Le preguntaban irónicos: ¿Por qué construyes una canoa tan grande, donde no existe un río tan caudaloso para hacerla navegar? ¿Para qué quieres tantos animales y plantas hermano, no te basta con poseer toda la tierra hasta sus últimos confines? Sus hermanos habían comido por muchos años de su maíz y de su bondad. Tan trabajador y productivo era, que mucha gente había dejado de trabajar y se alimentaba de las abundantes cosechas de maíz que cada temporada recogía Watakame. Él sin inmutarse les contestaba: -Estoy haciendo esto porque Nakawe me lo ordenó porque el fin del mundo se acerca. Ellos divertidos se reían y le decían que estaba loco al decir semejante tontería, que el mundo se iba a acabar, esto no se puede acabar, decían, porque nunca ha estado mejor que hoy.
Watakame, regreso triste hasta donde se encontraba Nakawe, y le contó lo sucedido, después dedico sus esfuerzos a mejorar la canoa. Esa noche subió a la canoa todas las semillas y plantas que había juntado y los animales por si mismos fueron llegando y ocupando su lugar. Watakame se quedo profundamente dormido esa noche, hasta que en el amanecer del séptimo día le despertó una lluvia muy fina que filtraba a través de una pequeña fisura en el techo de su nave. Rápidamente se dio a la tarea de arreglar todas la goteras en su navío y se aseguro de que los alimentos, las semillas y los animales estuviesen seguros. En ese momento llegó Nakawe y le preguntó si había subido su perrita negra, y hasta ese momento recordó a su fiel y querida compañera y veloz corrió hasta su casa y la trajo en sus brazos. La pertinaz llovizna se había convertido en cerrada cortina de agua que oscurecía casi totalmente el día, el estruendo de los rayos rebotaban peligrosamente en su corazón acelerado y en cuanto ambos subieron a la canoa Nakawe cerró la puerta y se subió encima de la nave, y desde allí comenzó a guiarla entre los árboles del bosque, mientras era llevada por lo que en un minuto fue un riachuelo salido de quien sabe donde, y así minuto a minuto el riachuelo duplicó su caudal y se convirtió en furioso río, y después en profundo mar. la canoa se comenzó a elevar a medida que el caudal de agua se incrementaba, y cuando estuvo por encima de árboles, montañas y cordilleras dicen que se dirigió hacia el norte hasta tocar las paredes del cielo y luego regresó al sur al igual hasta tocar las paredes del sur, después al este y al oeste, para finalmente detenerse en el centro del mundo, sitio hoy conocido como Teakata, y donde todos los que han ido dicen que aún se encuentra la canoa en que se salvó el mundo. Fue ese lugar donde Watakame pisó tierra por primera mucho tiempo después de que termino el diluvio y el mundo fue creado otra vez. Nawake descendió primero que nadie de la canoa y dibujó un círculo con su bastón, el cuál dividió con rayas, mismas que de inmediato se transformaron en montes, valles, ríos, lagos y arroyos. Después tomó las semillas y de un soplido las regó por todo el planeta y así surgió el nuevo mundo. Los animales descendieron de la canoa y se dispersaron por el mundo, reproduciéndose rápida y prolíficamente. Watakame bajo el último de todos y detrás de él su perrita, pisándole los talones. Respiro profundamente el aire fresco del recién creado nuevo mundo, le dijo adiós a Nawake y regreso al único mundo conocido por él, el de su trabajo
No le costó mucho acostumbrarse a su nueva situación, construyó una choza como la antigua y dedico sus esfuerzos a cultivar su principal sustento el maíz de cien colores. Cierto día al caer la tarde, llegó a su casa y encontró tortillas y comida preparada. No tuvo fuerzas ni ganas de preguntarse quien le habría echo semejante favor. Devoró frenético la comida y aún el último bocado, se quedo atrapado entre sus dientes. Al día siguiente salió tan temprano que ni siquiera recordó lo ocurrido. Cuando regresó cansado como pocas veces en su vida, volvió a encontrar la comida preparada, y como la noche anterior, no termino de comerla toda, antes de caer rendido sobre la misma piel donde comía. Después de ese día no volvió a reparar en la cuestión de la comida y dio por echo, que así debería de ser. Pasaron los meses, hasta que una noche se le apareció Nakawe en sus sueños y le dijo:
-Si quieres saber quién es la persona que prepara tus alimentos debes espiar tu choza durante el día. Así lo hizo Watakame y se sorprendió de encontrarse que su perrita en cuanto el se iba se convertía en mujer y arreglaba su casa y cocinaba su comida. Se sorprendió mucho pero no dijo nada y regreso a casa esa noche como todos los otros días. Pero esa noche Nakawe volvió a surgir en sus sueños y esta vez le dijo: -¿Ya sabes que tu perrita se convierte en mujer y te guisa tus alimentos y cuida de tu hogar?. Pero para que ella se quede convertida en mujer y sea tu compañera por siempre, tu deberás de quemar su piel, cuando ella vaya al agua, y cuando regresa debes bañarla con el agua con que lava sus manos cuando tortea y así tendrás a una mujer para siempre... .
Al despertar Watakame, se quedo en su lecho reflexionando sobre su sueño, y se dio cuenta de que en toda su vida jamás había deseado nada, excepto trabajar, pero hoy que lo pensaba le gustaría tener una mujer y todo lo que ello implicaba. Pensó en su hogar, en su comida, en los niños, en la compañera y deseo con todas sus ganas tener una mujer a su lado. Se escondió en un rincón de su choza tapado con algunas pieles y espero. La perra, creyéndose sola, como por arte de magia se comenzó a quitar la piel quedando convertida en una hermosa mujer, de esplendida cabellera negra y grandes ojos color miel, momentos después salió por el agua, y cuando regreso torteo la masa para las tortillas, preparó la comida de ese día y volvió a colocarse su piel de animal. En un descuido de la perrita, Watakame salio de su escondite y fue hasta su parcela donde se quedo meditando todo el resto del día, hasta que fue el momento de regresar a casa. Se sentó en la mesa y comió todo lo que estaba frente a él.
Esa noche no durmió ni un solo instante y por la mañana fingió salir a trabajar y regreso a esconderse debajo de las pieles del rincón. La perrita confiada se quitó la piel y se dispuso a ir por agua al manantial, en cuanto salió el hombre como de rayo salió de su escondite, tomó su piel y lo arrojó al fuego debajo del comal, hasta la choza se escucharon los aullidos de la perra convertida en mujer, cuando ella bañada en sangre regreso a la casa, todavía aullaba lastimosamente, pero apenas hubo traspasado el umbral de la casa, Watakame la baño con el agua en que ella se enjuagaba sus manos y de inmediato la piel ensangrentada de la mujer se transformó en una suave y delicada cubierta que hacia aún más hermosa a la mujer. Los aullidos se transformaron rápidamente en quejidos o gemidos de mujer, y de esta forma nació la mujer de Watakame y la madre de todos los huicholes. La pareja vivió feliz, tuvo mucha familia y de ahí surgio el pueblo huichol, y hasta el día de hoy, aunque otras investigaciones digan otras cosas, los huicholes provenimos de una perrita y del señor labrador de la tierra llamado Watakame...
Watakame era un personaje apartado y misterioso, excesivamente trabajador y comprometido con su oficio. Cosecha tras cosecha ampliaba infatigable su parcela, desmontando el bosque circundante. Acostumbraba salir a trabajar muy temprano y una vez en su parcela unas pocas palabras mágicas bastaban para que cada uno de sus diez dedos se convirtiera en un fiel y tesonero ayudante. Todo en su pequeño mundo marchaba bien hasta el día en que llegó a las márgenes de su predio y se encontró con que los árboles que había tumbado la jornada anterior estaban de nueva cuenta en pie. Se rasco la cabeza, desconcertado y sin decir nada se avoco con sus diez ayudantes a cortarlos otra vez.
Regresó a su casa bien entrada la tarde y después de comer se durmió profundamente, sin soñar absolutamente nada. La siguiente mañana despertó cuando el sol apenas se desperezaba tras las montañas y al igual que cada uno de los días de su vida se dirigió a su trabajo. Se encontró por segunda vez que todo se había levantado y pensó: -Esto esta muy raro. Su vida había sido siempre tan regular que nunca había tenido que pensar con detenimiento en ninguna situación como esa.
Revisó cuidadosamente el lugar, para cerciorarse que no se había equivocado de sitio. Cuando finalmente se rindió ante la contundente evidencia, se recostó bajo la sombra de un esplendido mezquite para clarificar sus pensamientos.
Un par de horas desgranaron sus segundos hasta que finalmente un idea cruzó brillante por su cerebro. Voy a averiguar qué es lo que está pasando, me voy a quedar a espiar y así lo hizo. Ese día trabajo más arduamente que cualquier otro día de su vida y cuando la tarde se fue muriendo entre los jilotes y las mazorcas de su sembradío, no fue a su casa. Se escondió entre los arbustos y esperó para ver qué sucedía. Jamás en su vida había tenido que esperar por nada, todo llegaba exacto en su momento y su vida era tan perfecta como la de un reloj. No habían pasado diez minutos cuando ya estaba desesperado y todo le molestaba en derredor suyo. De repente de entre la nada apareció una anciana con un bastón, se paró en el centro de los árboles recién derribados, levantó su bastón y apuntó hacia los cinco puntos cardinales: Hauxamanakaa, Cerro Gordo, Durango. (norte); Xapawiyeme, Chapala, Jal. (Sur); (Wirikuta) Real de Catorce, S. L. P. (este) (Tatei Haramara) San Blas, Nay. (Oeste) Y el centro (Teakata) Una vez que la anciana hubo terminado de levantar su bastón en todas esas direcciones, todas las plantas y árboles cortadas durante la faena, regresaron a su lugar. Al ver esto, Watakame enfurecido, salió de donde se escondía con su machete en la mano dispuesta a acabar con la vida de la indolente anciana. Cuando ella le vio acercarse, con su brazo le indicó detenerse y le dijo:
-Watakame, todo tu trabajo aquí es estéril, porque el fin del mundo se acerca. Yo soy Nakawe, él espíritu de la diosa tierra y de la fertilidad. Estoy aquí para anunciarte que eres el elegido para salvarse y ser el creador de la futura generación que habitara la tierra después del diluvio. Tu misión es construir una canoa, en la que te salvaras tú y el mundo. Tienes solo siete días para conseguirlo, y no podemos perder tiempo. Entonces le señaló un enorme chalate (árbol) a su derecha. Ella le dijo lo vas a tumbar y vas a construir la canoa como te lo indique.
Watakame, no dudo ni un solo instante, había echo del trabajo su vida, pero respetaba a los dioses y a los pocos hombres sabios que le había tocado conocer. De inmediato siguió las órdenes al pie de la letra, hizo todo lo que la anciana le había dicho, Escarbó en el enorme chalate hasta dar forma a una enorme y esplendida canoa, junto a todos los animales, recolectó las semillas de todas las plantas, incluida Tatuutsi Nakawe (el espíritu de la diosa tierra y de la fertilidad). Durante seis días y sus noches trabajo incansablemente bajo las rigurosas ordenes de la anciana. Algunas veces sus parpados rebeldes se cerraban incontinentes y la voz serena de la anciana se colaba hasta su cerebro, haciéndole despertar bruscamente. Pero al final del sexto día, cuando todo estaba casi listo, la anciana le dijo: Ve con tus hermanos y diles que se preparen a salvar su vida. Fue hasta donde estaban sus chozas y hablo con ellos, pero no le hicieron caso, al igual que en muchas otras ocasiones se burlaron de él y sus extraños hábitos. Le preguntaban irónicos: ¿Por qué construyes una canoa tan grande, donde no existe un río tan caudaloso para hacerla navegar? ¿Para qué quieres tantos animales y plantas hermano, no te basta con poseer toda la tierra hasta sus últimos confines? Sus hermanos habían comido por muchos años de su maíz y de su bondad. Tan trabajador y productivo era, que mucha gente había dejado de trabajar y se alimentaba de las abundantes cosechas de maíz que cada temporada recogía Watakame. Él sin inmutarse les contestaba: -Estoy haciendo esto porque Nakawe me lo ordenó porque el fin del mundo se acerca. Ellos divertidos se reían y le decían que estaba loco al decir semejante tontería, que el mundo se iba a acabar, esto no se puede acabar, decían, porque nunca ha estado mejor que hoy.
Watakame, regreso triste hasta donde se encontraba Nakawe, y le contó lo sucedido, después dedico sus esfuerzos a mejorar la canoa. Esa noche subió a la canoa todas las semillas y plantas que había juntado y los animales por si mismos fueron llegando y ocupando su lugar. Watakame se quedo profundamente dormido esa noche, hasta que en el amanecer del séptimo día le despertó una lluvia muy fina que filtraba a través de una pequeña fisura en el techo de su nave. Rápidamente se dio a la tarea de arreglar todas la goteras en su navío y se aseguro de que los alimentos, las semillas y los animales estuviesen seguros. En ese momento llegó Nakawe y le preguntó si había subido su perrita negra, y hasta ese momento recordó a su fiel y querida compañera y veloz corrió hasta su casa y la trajo en sus brazos. La pertinaz llovizna se había convertido en cerrada cortina de agua que oscurecía casi totalmente el día, el estruendo de los rayos rebotaban peligrosamente en su corazón acelerado y en cuanto ambos subieron a la canoa Nakawe cerró la puerta y se subió encima de la nave, y desde allí comenzó a guiarla entre los árboles del bosque, mientras era llevada por lo que en un minuto fue un riachuelo salido de quien sabe donde, y así minuto a minuto el riachuelo duplicó su caudal y se convirtió en furioso río, y después en profundo mar. la canoa se comenzó a elevar a medida que el caudal de agua se incrementaba, y cuando estuvo por encima de árboles, montañas y cordilleras dicen que se dirigió hacia el norte hasta tocar las paredes del cielo y luego regresó al sur al igual hasta tocar las paredes del sur, después al este y al oeste, para finalmente detenerse en el centro del mundo, sitio hoy conocido como Teakata, y donde todos los que han ido dicen que aún se encuentra la canoa en que se salvó el mundo. Fue ese lugar donde Watakame pisó tierra por primera mucho tiempo después de que termino el diluvio y el mundo fue creado otra vez. Nawake descendió primero que nadie de la canoa y dibujó un círculo con su bastón, el cuál dividió con rayas, mismas que de inmediato se transformaron en montes, valles, ríos, lagos y arroyos. Después tomó las semillas y de un soplido las regó por todo el planeta y así surgió el nuevo mundo. Los animales descendieron de la canoa y se dispersaron por el mundo, reproduciéndose rápida y prolíficamente. Watakame bajo el último de todos y detrás de él su perrita, pisándole los talones. Respiro profundamente el aire fresco del recién creado nuevo mundo, le dijo adiós a Nawake y regreso al único mundo conocido por él, el de su trabajo
No le costó mucho acostumbrarse a su nueva situación, construyó una choza como la antigua y dedico sus esfuerzos a cultivar su principal sustento el maíz de cien colores. Cierto día al caer la tarde, llegó a su casa y encontró tortillas y comida preparada. No tuvo fuerzas ni ganas de preguntarse quien le habría echo semejante favor. Devoró frenético la comida y aún el último bocado, se quedo atrapado entre sus dientes. Al día siguiente salió tan temprano que ni siquiera recordó lo ocurrido. Cuando regresó cansado como pocas veces en su vida, volvió a encontrar la comida preparada, y como la noche anterior, no termino de comerla toda, antes de caer rendido sobre la misma piel donde comía. Después de ese día no volvió a reparar en la cuestión de la comida y dio por echo, que así debería de ser. Pasaron los meses, hasta que una noche se le apareció Nakawe en sus sueños y le dijo:
-Si quieres saber quién es la persona que prepara tus alimentos debes espiar tu choza durante el día. Así lo hizo Watakame y se sorprendió de encontrarse que su perrita en cuanto el se iba se convertía en mujer y arreglaba su casa y cocinaba su comida. Se sorprendió mucho pero no dijo nada y regreso a casa esa noche como todos los otros días. Pero esa noche Nakawe volvió a surgir en sus sueños y esta vez le dijo: -¿Ya sabes que tu perrita se convierte en mujer y te guisa tus alimentos y cuida de tu hogar?. Pero para que ella se quede convertida en mujer y sea tu compañera por siempre, tu deberás de quemar su piel, cuando ella vaya al agua, y cuando regresa debes bañarla con el agua con que lava sus manos cuando tortea y así tendrás a una mujer para siempre... .
Al despertar Watakame, se quedo en su lecho reflexionando sobre su sueño, y se dio cuenta de que en toda su vida jamás había deseado nada, excepto trabajar, pero hoy que lo pensaba le gustaría tener una mujer y todo lo que ello implicaba. Pensó en su hogar, en su comida, en los niños, en la compañera y deseo con todas sus ganas tener una mujer a su lado. Se escondió en un rincón de su choza tapado con algunas pieles y espero. La perra, creyéndose sola, como por arte de magia se comenzó a quitar la piel quedando convertida en una hermosa mujer, de esplendida cabellera negra y grandes ojos color miel, momentos después salió por el agua, y cuando regreso torteo la masa para las tortillas, preparó la comida de ese día y volvió a colocarse su piel de animal. En un descuido de la perrita, Watakame salio de su escondite y fue hasta su parcela donde se quedo meditando todo el resto del día, hasta que fue el momento de regresar a casa. Se sentó en la mesa y comió todo lo que estaba frente a él.
Esa noche no durmió ni un solo instante y por la mañana fingió salir a trabajar y regreso a esconderse debajo de las pieles del rincón. La perrita confiada se quitó la piel y se dispuso a ir por agua al manantial, en cuanto salió el hombre como de rayo salió de su escondite, tomó su piel y lo arrojó al fuego debajo del comal, hasta la choza se escucharon los aullidos de la perra convertida en mujer, cuando ella bañada en sangre regreso a la casa, todavía aullaba lastimosamente, pero apenas hubo traspasado el umbral de la casa, Watakame la baño con el agua en que ella se enjuagaba sus manos y de inmediato la piel ensangrentada de la mujer se transformó en una suave y delicada cubierta que hacia aún más hermosa a la mujer. Los aullidos se transformaron rápidamente en quejidos o gemidos de mujer, y de esta forma nació la mujer de Watakame y la madre de todos los huicholes. La pareja vivió feliz, tuvo mucha familia y de ahí surgio el pueblo huichol, y hasta el día de hoy, aunque otras investigaciones digan otras cosas, los huicholes provenimos de una perrita y del señor labrador de la tierra llamado Watakame...
Tacho..
El Origen del mundo.
Tacho
En la tierra de los huicholes, cuando la tarde cae, y los últimos rayos del sol calientan plácidamente a los mortales, los viejos y sabios ancianos se sientan entre los peñascos, para disfrutar de ese momento perfecto y rememorar cuando el mundo fue creado...
Cuando aún no existía el mundo y todo era tinieblas, más allá del puerto de San Blas, en un lugar muy adentro del mar, que los venerables ancianos huicholes llaman Kiyetuaripa, fue el sitio donde por primera vez hablaron las divinidades. En ese tiempo no existían sino dioses, y ninguno de ellos tenía cuerpo material, eran solo espíritus sin sustancia ni color; todos ellos se juntaron para crear el mundo y así poder descansar sobre el. Una vez reunidos comenzaron a discutir la manera de lograr semejante proeza, al ser dioses no existían imposibles para su poder, más formar un mundo requería de un tremendo sacrificio, aquel elegido, sacrificaría su existencia en beneficio de los demás. Tras largas discusiones no lograban ponerse de acuerdo, sobre quien sería el indicado para darle vida al ansiado proyecto. Una mujer de entre los dioses, dejo escuchar su voz y dijo –Yo, voy a hacer el mundo. El resto de los dioses, incrédulos le preguntaron -¿y podrás hacerlo? Ella contesto con firmeza. -¡Si¡ yo podré hacerlo. Ella estaba absolutamente segura de lograrlo, así que no dudo y sin perder un instante comenzó a transformarse, expandiendo su cuerpo trasparente e incoloro, en una sustancia amorfa, densa de oscuros matices y olores indescriptibles, paso algún tiempo hasta que finalmente los dioses pudieron vislumbrar ese vasto cuerpo que es la tierra, ese gigantesco planeta que habitamos, con sus miles de plantas, animales, piedras y flores, las divinidades sonrieron satisfechos y se felicitaron los unos a los otros, antes de decirse adiós.
Tacho
En la tierra de los huicholes, cuando la tarde cae, y los últimos rayos del sol calientan plácidamente a los mortales, los viejos y sabios ancianos se sientan entre los peñascos, para disfrutar de ese momento perfecto y rememorar cuando el mundo fue creado...
Cuando aún no existía el mundo y todo era tinieblas, más allá del puerto de San Blas, en un lugar muy adentro del mar, que los venerables ancianos huicholes llaman Kiyetuaripa, fue el sitio donde por primera vez hablaron las divinidades. En ese tiempo no existían sino dioses, y ninguno de ellos tenía cuerpo material, eran solo espíritus sin sustancia ni color; todos ellos se juntaron para crear el mundo y así poder descansar sobre el. Una vez reunidos comenzaron a discutir la manera de lograr semejante proeza, al ser dioses no existían imposibles para su poder, más formar un mundo requería de un tremendo sacrificio, aquel elegido, sacrificaría su existencia en beneficio de los demás. Tras largas discusiones no lograban ponerse de acuerdo, sobre quien sería el indicado para darle vida al ansiado proyecto. Una mujer de entre los dioses, dejo escuchar su voz y dijo –Yo, voy a hacer el mundo. El resto de los dioses, incrédulos le preguntaron -¿y podrás hacerlo? Ella contesto con firmeza. -¡Si¡ yo podré hacerlo. Ella estaba absolutamente segura de lograrlo, así que no dudo y sin perder un instante comenzó a transformarse, expandiendo su cuerpo trasparente e incoloro, en una sustancia amorfa, densa de oscuros matices y olores indescriptibles, paso algún tiempo hasta que finalmente los dioses pudieron vislumbrar ese vasto cuerpo que es la tierra, ese gigantesco planeta que habitamos, con sus miles de plantas, animales, piedras y flores, las divinidades sonrieron satisfechos y se felicitaron los unos a los otros, antes de decirse adiós.
Una vez que tuvieron la tierra los dioses para descansar, se posaron sobre ella y la disfrutaron alegremente sin remordimientos, ni penas. La felicidad duro hasta el día en que se dieron cuenta de que algo faltaba sobre esa tierra gris, extensa e infinita. Se percataron de que todo era oscuridad, y no era posible mirarse el uno al otro, ni las miles de cosas que ahora existían, así que decidieron volver a reunirse para plantear esta necesidad y decidir lo que habrían de hacer. En este segundo encuentro, los dioses se preguntaron ¿De que forma lograremos esclarecerlo todo, de que manera lograremos tener luz? De entre ellos, una segunda mujer se abrió paso, y dijo con firmeza, yo les daré la luz. Los dioses, por segunda vez dudaron y le preguntaron si ella sería capaz de hacerlo. Ella sin decir palabra, se elevo, colocándose por encima de la tierra y convirtiéndose en un precioso satélite de luz ambarina y difusa al que le llamamos luna.
De esta manera, los dioses tuvieron finalmente una tenue luz, que bañaba todos los objetos sobre la faz de la tierra, y que les permitió conocer sus rostros blancos y descoloridos; sus cuerpos grises y esmirriados. Los dioses estuvieron contentos durante algún tiempo, pero poco a poco se dieron cuenta de que la luna, provocaba nevadas, lluvias y sobre todo frío. Hubo necesidad de una tercera reunión, en la que se discutió la posibilidad de lograr el calor. Pensaron en otro dios que hiciera posible la luz total y el calor que tanta falta les hacía. Mientras los dioses discutían quien habría de sacrificarse de entre ellos para crear el calor y la luz, a la distancia les sorprendió una enorme y cegadora llama, que a medida que se aproximaba iluminaba todo cuanto había en derredor y les contagiaba de una placentera sensación de calidez. Cuando estuvo cerca, entornando los ojos pudieron descubrir la figura de un cuerpo en el centro de la llama misma. Era el hijo del dios fuego, que había sido enviado por su padre, para conseguir alimento, leña y troncos secos con los cuales alimentar su hambre infinita.
Al verlo los dioses, pensaron atraparlo, pero era imposible sujetar a tan escurridizo personaje, que divertido, dejaba que sus lenguas de fuego, se cebaran sobre las esmirriadas y blancas superficies de los dioses. Después de infinitas quemadas, desistieron los dioses de su propósito. Una estrella que desde el infinito les contemplaba, les pregunto a los dioses que sucedía a lo que ellos respondieron con tristeza, que no podían atrapar al fuego, y que les era tan necesario para tener luz y calor. Ella les dijo que ella podría hacerlo, y vertiginosamente se lanzo desde el espacio sobre el fuego, derribándole de forma sorpresiva. Los dioses se acercaron sobre el fuego derribado, descubriendo un anciano, con su bordón adornado con plumas de águila y flechas. Al intentar sujetarlo, el anciano, se convirtió en una enorme águila que se lanzo presta en rápido vuelo, los dioses tras ella lograron darle alcance, pero al derribarla sobre la tierra, esta se transformó en feroz tigre que de un vigoroso salto de desembarazo de todos ellos, iniciando una veloz huida, los perseguidores tenaces consiguieron acorralar al tigre al pie de una escarpada montaña, pero ante sus ojos se transformo en huidiza serpiente que, aprovechando una leve fisura entre las rocas logró escabullirse de nueva cuenta. La persecución que los dioses hacían del fuego, y la transformación de este incontables animales se volvió infinita, hasta el punto que uno de los dioses, más sabio y perspicaz que los otros, adivinando la necesidad primordial del fuego, le llamó dulcemente, prometiéndole que si se sometía a sus deseos, le entregaría comida por siempre, para que jamás tuviese hambre, ni tuviese que trabajar para procurársela el mismo. Solo entonces el fuego se dejo atrapar y desde entonces los dioses tuvieron el calor y luz con los cuales vivir una vida buena, y el fuego obediente desde entonces, se deja consentir mansamente en sus hogueras. Sin embargo, de vez en vez, cuando molesto o caprichoso por algún desdén u olvido, deja sentir su enorme poder arrasando bosques, pueblos, ciudades y vidas, con un hambre y violencia increíble, para que dioses y hombres entiendan que existe un compromiso.
De esta manera, los dioses tuvieron finalmente una tenue luz, que bañaba todos los objetos sobre la faz de la tierra, y que les permitió conocer sus rostros blancos y descoloridos; sus cuerpos grises y esmirriados. Los dioses estuvieron contentos durante algún tiempo, pero poco a poco se dieron cuenta de que la luna, provocaba nevadas, lluvias y sobre todo frío. Hubo necesidad de una tercera reunión, en la que se discutió la posibilidad de lograr el calor. Pensaron en otro dios que hiciera posible la luz total y el calor que tanta falta les hacía. Mientras los dioses discutían quien habría de sacrificarse de entre ellos para crear el calor y la luz, a la distancia les sorprendió una enorme y cegadora llama, que a medida que se aproximaba iluminaba todo cuanto había en derredor y les contagiaba de una placentera sensación de calidez. Cuando estuvo cerca, entornando los ojos pudieron descubrir la figura de un cuerpo en el centro de la llama misma. Era el hijo del dios fuego, que había sido enviado por su padre, para conseguir alimento, leña y troncos secos con los cuales alimentar su hambre infinita.
Al verlo los dioses, pensaron atraparlo, pero era imposible sujetar a tan escurridizo personaje, que divertido, dejaba que sus lenguas de fuego, se cebaran sobre las esmirriadas y blancas superficies de los dioses. Después de infinitas quemadas, desistieron los dioses de su propósito. Una estrella que desde el infinito les contemplaba, les pregunto a los dioses que sucedía a lo que ellos respondieron con tristeza, que no podían atrapar al fuego, y que les era tan necesario para tener luz y calor. Ella les dijo que ella podría hacerlo, y vertiginosamente se lanzo desde el espacio sobre el fuego, derribándole de forma sorpresiva. Los dioses se acercaron sobre el fuego derribado, descubriendo un anciano, con su bordón adornado con plumas de águila y flechas. Al intentar sujetarlo, el anciano, se convirtió en una enorme águila que se lanzo presta en rápido vuelo, los dioses tras ella lograron darle alcance, pero al derribarla sobre la tierra, esta se transformó en feroz tigre que de un vigoroso salto de desembarazo de todos ellos, iniciando una veloz huida, los perseguidores tenaces consiguieron acorralar al tigre al pie de una escarpada montaña, pero ante sus ojos se transformo en huidiza serpiente que, aprovechando una leve fisura entre las rocas logró escabullirse de nueva cuenta. La persecución que los dioses hacían del fuego, y la transformación de este incontables animales se volvió infinita, hasta el punto que uno de los dioses, más sabio y perspicaz que los otros, adivinando la necesidad primordial del fuego, le llamó dulcemente, prometiéndole que si se sometía a sus deseos, le entregaría comida por siempre, para que jamás tuviese hambre, ni tuviese que trabajar para procurársela el mismo. Solo entonces el fuego se dejo atrapar y desde entonces los dioses tuvieron el calor y luz con los cuales vivir una vida buena, y el fuego obediente desde entonces, se deja consentir mansamente en sus hogueras. Sin embargo, de vez en vez, cuando molesto o caprichoso por algún desdén u olvido, deja sentir su enorme poder arrasando bosques, pueblos, ciudades y vidas, con un hambre y violencia increíble, para que dioses y hombres entiendan que existe un compromiso.
Los dioses siempre insatisfechos, pronto comentaron a quejarse, de que la luz del fuego era insuficiente, solo bastaba para alumbrar un pequeño despacio, fuera de el, todo seguía siendo penumbras y tinieblas. Además el calor, también era escaso para todos aquellos que se alejaban del manto protector del fuego.
Así que hubo necesidad de una cuarta reunión, en ella los dioses discutieron la necesidad de construir un sol, un cuerpo inmenso de fuego que llenase todos los espacios de la tierra de luz y de calor. De entre ellos, alguno comento que existía un candidato perfecto para convertirse en el sol, un pequeño dios niño, quien se divertía jugando con una rueda, la cuál tenía las figuras de los dioses principales; el niño lanzaba al aire la rueda y con su arco la flechaba, sin errar tiro. Los dioses asintieron en que los dones del niño le convertían en el candidato ideal para convertirse en el sol, que con el calor y luz de su fuego incandescente les procuraría felicidad a dioses y seres vivos sobre la tierra. Los dioses más sabios, los conocedores enviaron a varios de entre ellos a atraparlo, sin embargo, al igual que les sucedió con el fuego, el niño se les escapaba graciosamente convirtiéndose en todos los animales imaginables del mundo, hasta que a alguno de ellos se le ocurrió preguntarle que aceptaría a cambio de cumplir sus deseos. El niño pidió una ceremonia especial de toda la vida y una peregrinación a Wirikuta ( Sitio ubicado en Real de Catorce). Una vez que el niño se dejo atrapar con la promesa de los dioses, de cumplir su petición, estos intentaron arrojarlo en una enorme hoguera, que habían preparado, para que el se convirtiera en sol. El niño les dijo que no era necesario, que el conocía su destino y sabía lo que debía hacer para lograrlo. Dirigiéndose hacia ellos les dijo - escuchen mis pasos, y para que vean que no les estoy mintiendo, en este momento me voy a arrojar en la hoguera. Dando un enorme brinco se proyecto de sur a norte, y luego en sentido inverso. Para acto seguido brincar de oriente a poniente y en sentido contrario, cayendo finalmente en el centro de la hoguera, tal y como lo pudieron constatar, los conocedores, quienes le escucharon cada una de las veces que cayo en los cinco puntos cardinales. Fue en el quinto impacto que despareció, pero no sin antes decirles que esperasen por el sol en Wirikuta, sitio que desde entonces se le llama “el cerro quemado”. En ese lugar esperaron pacientemente los dioses, y cuando finalmente los primeros rayos del sol aparecieron tras el cerro, todo el lugar se ilumino y los poderosos rayos comenzaron a quemar cuanto objeto se encontraba allí, ello fue porque el sol estaba demasiado cerca. Entonces los dioses le pidieron al venado (Tamatsi Kahauyumarie) que lo retirara y así lo hizo, empujándole vigorosamente con sus cuernos lo alejo lentamente hasta el sitio correcto, desde donde cumple su misión cotidianamente. Dicen los viejos chamanes que al ver la luz del sol, muchos de los animales acostumbrados a la oscuridad, corrieron a esconderse, algunos en el mar como los peces y calamares; otros debajo de las piedras como son las serpientes y alacranes, sitios en los que aún moran.
Pareciera que esta historia debiera terminar felizmente con la satisfacción total de todos los dioses con todos estos importantes logros, sin embargo, la naturaleza perfeccionista y descontenta de los dioses, muy rápido volvió a manifestarse, y al ver los dioses, como se elevaba el sol por los cielos, empezaron a discutir sobre cómo le llamarían a esa bola enorme que los asombraba llenándolos de calor, dándoles tanta luz como la que ellos deseaban: así el dios gallo dijo.- Tataxari, que significa viene saliendo, y hasta la fecha lo sigue repitiendo obstinadamente, cada día antes de que el sol salga; El guajolote que pudo admirarlo en toda su belleza una vez que hubo salido, dijo.- tau, tau, tau, y hasta la fecha es la forma en que lo llaman los huicholes. Así pues el sol se llama tau, pero su nombre original según lo mara’akate es Tawexikia, historia que es parte de otro capítulo...
Así que hubo necesidad de una cuarta reunión, en ella los dioses discutieron la necesidad de construir un sol, un cuerpo inmenso de fuego que llenase todos los espacios de la tierra de luz y de calor. De entre ellos, alguno comento que existía un candidato perfecto para convertirse en el sol, un pequeño dios niño, quien se divertía jugando con una rueda, la cuál tenía las figuras de los dioses principales; el niño lanzaba al aire la rueda y con su arco la flechaba, sin errar tiro. Los dioses asintieron en que los dones del niño le convertían en el candidato ideal para convertirse en el sol, que con el calor y luz de su fuego incandescente les procuraría felicidad a dioses y seres vivos sobre la tierra. Los dioses más sabios, los conocedores enviaron a varios de entre ellos a atraparlo, sin embargo, al igual que les sucedió con el fuego, el niño se les escapaba graciosamente convirtiéndose en todos los animales imaginables del mundo, hasta que a alguno de ellos se le ocurrió preguntarle que aceptaría a cambio de cumplir sus deseos. El niño pidió una ceremonia especial de toda la vida y una peregrinación a Wirikuta ( Sitio ubicado en Real de Catorce). Una vez que el niño se dejo atrapar con la promesa de los dioses, de cumplir su petición, estos intentaron arrojarlo en una enorme hoguera, que habían preparado, para que el se convirtiera en sol. El niño les dijo que no era necesario, que el conocía su destino y sabía lo que debía hacer para lograrlo. Dirigiéndose hacia ellos les dijo - escuchen mis pasos, y para que vean que no les estoy mintiendo, en este momento me voy a arrojar en la hoguera. Dando un enorme brinco se proyecto de sur a norte, y luego en sentido inverso. Para acto seguido brincar de oriente a poniente y en sentido contrario, cayendo finalmente en el centro de la hoguera, tal y como lo pudieron constatar, los conocedores, quienes le escucharon cada una de las veces que cayo en los cinco puntos cardinales. Fue en el quinto impacto que despareció, pero no sin antes decirles que esperasen por el sol en Wirikuta, sitio que desde entonces se le llama “el cerro quemado”. En ese lugar esperaron pacientemente los dioses, y cuando finalmente los primeros rayos del sol aparecieron tras el cerro, todo el lugar se ilumino y los poderosos rayos comenzaron a quemar cuanto objeto se encontraba allí, ello fue porque el sol estaba demasiado cerca. Entonces los dioses le pidieron al venado (Tamatsi Kahauyumarie) que lo retirara y así lo hizo, empujándole vigorosamente con sus cuernos lo alejo lentamente hasta el sitio correcto, desde donde cumple su misión cotidianamente. Dicen los viejos chamanes que al ver la luz del sol, muchos de los animales acostumbrados a la oscuridad, corrieron a esconderse, algunos en el mar como los peces y calamares; otros debajo de las piedras como son las serpientes y alacranes, sitios en los que aún moran.
Pareciera que esta historia debiera terminar felizmente con la satisfacción total de todos los dioses con todos estos importantes logros, sin embargo, la naturaleza perfeccionista y descontenta de los dioses, muy rápido volvió a manifestarse, y al ver los dioses, como se elevaba el sol por los cielos, empezaron a discutir sobre cómo le llamarían a esa bola enorme que los asombraba llenándolos de calor, dándoles tanta luz como la que ellos deseaban: así el dios gallo dijo.- Tataxari, que significa viene saliendo, y hasta la fecha lo sigue repitiendo obstinadamente, cada día antes de que el sol salga; El guajolote que pudo admirarlo en toda su belleza una vez que hubo salido, dijo.- tau, tau, tau, y hasta la fecha es la forma en que lo llaman los huicholes. Así pues el sol se llama tau, pero su nombre original según lo mara’akate es Tawexikia, historia que es parte de otro capítulo...
El poema y la palabra
Y cuando por fin había decidido
cambiar el nombre de las cosas
y los hechos más o menos trascendentes
por cuestión de higiénica composición
atendiendo de lectores escrupulosos
de la Biblia y el Cantar de los Cantares
comprendí en invisible lazo que nos ata
y/o que ata
la resonancia de las palabras
con el ventrículo derecho del corazón
afectando vía pulmonar a la piel
con un tono morado oscuro
que distingue a la falta de oxígeno
sabiendo que cualquier tonto nos podría decir
que se trataba de un suicidio por falta de
comprensión semántica.
Entonces he ahí pues que
todo poema es un lindo disfraz para los ojos
que convierte lo oscuro en brillante
y lo grosero en sacra celebración
por ello no debí borrar palabra alguna
y que aquellos astrólogos,
los lectores de la Biblia y el Cantar de los Cantares
y todos los lectores que pueda haber,
lectores del cielo, sus astros y sus ciclos,
lectores de la tierra, sus alimañas y sus aguas,
lectores de las plantas, sus arbóreas y sus leñosas,
lectores del hombre, sus ciervos y sus sátrapas,
eran buenos lectores, antes que nada,
del periódico y sus infames noticias.
villano
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