El poema y la palabra
Y cuando por fin había decidido
cambiar el nombre de las cosas
y los hechos más o menos trascendentes
por cuestión de higiénica composición
atendiendo de lectores escrupulosos
de la Biblia y el Cantar de los Cantares
comprendí en invisible lazo que nos ata
y/o que ata
la resonancia de las palabras
con el ventrículo derecho del corazón
afectando vía pulmonar a la piel
con un tono morado oscuro
que distingue a la falta de oxígeno
sabiendo que cualquier tonto nos podría decir
que se trataba de un suicidio por falta de
comprensión semántica.
Entonces he ahí pues que
todo poema es un lindo disfraz para los ojos
que convierte lo oscuro en brillante
y lo grosero en sacra celebración
por ello no debí borrar palabra alguna
y que aquellos astrólogos,
los lectores de la Biblia y el Cantar de los Cantares
y todos los lectores que pueda haber,
lectores del cielo, sus astros y sus ciclos,
lectores de la tierra, sus alimañas y sus aguas,
lectores de las plantas, sus arbóreas y sus leñosas,
lectores del hombre, sus ciervos y sus sátrapas,
eran buenos lectores, antes que nada,
del periódico y sus infames noticias.
villano
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