UNA TAZA DE CAFÉ
El café es una bebida maravillosa, al menos eso he creído durante mucho tiempo, ha ido de la mano de muchos buenos despertares y nunca o casi nunca he tenido malas mañanas si han estado acompañadas de él. Es una parte esencial de mi vida que explica en parte, mi felicidad matutina y el porqué de momentos de amistad y reencuentro inolvidables; ha sido el pretexto ideal para crear nuevos lazos y para reafirmar y llenar de nuevos contenidos los ya existentes; puedo decir sin temor a equivocarme que el café es un elixir que me lleva inevitablemente a lo mejor de mí mismo, a inspeccionar con especial cuidado y detenimiento los laberínticos recovecos de mi personalidad y a recargarme de renovadas energías en esta difícil empresa de vivir la vida. Puedo decir que soy un convencido de las propiedades cuasi mágicas de tan singular brebaje, que no me importa acercarme a quien adivino o sorprendo en el momento de disfrute de esta afición tan singular y apasionada con la seguridad de encontrar identificación instantánea entre esa cofradía tan especial de libadores con quienes se comparten íntimos saberes. El café es para mí magia pura, en especial cuando mi vida se encuentra colmada por los dones que trae una vida en armonía, en salud, cuando por suerte compartes la sal y la cebolla con una compañera estupenda y solidaria. Es cuando mi vida se siente colmada que mejor aprecio las innumerables virtudes de tan magnífica bebida y alzo mi humeante taza de café y doy gracias por todas y cada una de sus bendiciones.
El café es una bebida maravillosa, al menos eso he creído durante mucho tiempo, ha ido de la mano de muchos buenos despertares y nunca o casi nunca he tenido malas mañanas si han estado acompañadas de él. Es una parte esencial de mi vida que explica en parte, mi felicidad matutina y el porqué de momentos de amistad y reencuentro inolvidables; ha sido el pretexto ideal para crear nuevos lazos y para reafirmar y llenar de nuevos contenidos los ya existentes; puedo decir sin temor a equivocarme que el café es un elixir que me lleva inevitablemente a lo mejor de mí mismo, a inspeccionar con especial cuidado y detenimiento los laberínticos recovecos de mi personalidad y a recargarme de renovadas energías en esta difícil empresa de vivir la vida. Puedo decir que soy un convencido de las propiedades cuasi mágicas de tan singular brebaje, que no me importa acercarme a quien adivino o sorprendo en el momento de disfrute de esta afición tan singular y apasionada con la seguridad de encontrar identificación instantánea entre esa cofradía tan especial de libadores con quienes se comparten íntimos saberes. El café es para mí magia pura, en especial cuando mi vida se encuentra colmada por los dones que trae una vida en armonía, en salud, cuando por suerte compartes la sal y la cebolla con una compañera estupenda y solidaria. Es cuando mi vida se siente colmada que mejor aprecio las innumerables virtudes de tan magnífica bebida y alzo mi humeante taza de café y doy gracias por todas y cada una de sus bendiciones.